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En el seminario La vida la muerte (1975-76),Jacques Derrida identifica la “reproducción” como el criterio que subyace yorienta La lógica de lo viviente (1970), la obra del biólogo FrançoisJacob, galardonado con el Premio Nobel de Medicina en 1965, junto con JacquesMonod y André Lwoff, por sus estudios sobre lasíntesis de proteínas por el ADN:
Derrida identifica en particular en la forma reflexiva- reproducirse - el nudo problemático que considera necesario deconstruir:“…pues Jacob dice siempre re-producción donde visiblemente está descrbiendo una auto-reproducción:hay no-vivientes que re-producen sin re-reproducir-se y esta flexión sobre sí,esta auto-afección es un pliegue esencial de la estructura…”[2]
De hecho, aunque Jacob considera que la biologíagenética moderna, gracias a la noción de "programa" importada de lacibernética, se ha emancipado por fin de toda herencia filosófico-metafísica, yen particular de la teleología, Derrida observa con razón que, al definir lareproducción, Jacob propone una definición de la esencia de la vida de losvivos que, en lugar de romper con la tradición aristotélica de la filosofía dela vida, y por tanto con la teleología, no haría sino reproducirlainconscientemente:
Más precisamente, según Derrida, al definir lareproducción como la esencia de la vida de los vivos, Jacob no haría más queconfirmar involuntariamente la definición filosófico-metafísica por excelencia,la que Hegel habría propuesto a partir de la matriz aristotélica, y comosuperación dialéctico-especulativa de la oposición kantiana entre “mecanismo” y“teleología”:
Sin dudas, Derrida tiene razón al detectar una matrizteleológica en la determinación del llamado “programa genético”, cuyareproducción constituiría la esencia de los seres vivos; por otra parte, estamatriz también es considerada hoy por los biólogos como el “dogma deldeterminismo genético”, y este dogma ya no es sostenible a la luz de losestudios epigenéticos. He tratado este tema en detalle en Biodeconstruction.Jacques Derrida and the Life Sciences[5].Sin embargo, traduciendo La Vida la muerte para la edición italiana, medi cuenta que había un problema que corría el riesgo de debilitar ladeconstrucción de Derrida de la noción de “reproducción”. De hecho, Derridaelude un pasaje histórico decisivo en la historia de las ciencias naturales.Con el término Reproduktion, Hegel no se refiere a lageneración de uno o varios individuos, sino a la asimilación -la digestión (Verdauung)- a partir de la naturaleza externa de lassustancias necesarias para la construcción y conservación de la individualidadanimal, por tanto el proceso por el cual el organismo se regenera, es decir, seproduce como individualidad para sí (Selbst),reincorporándose a la forma inmediata de la subjetividad, la más altadeterminación a la que se dirige la Naturaleza en su desarrollodialéctico-especulativo; en este sentido, la forma reflexiva está obviamentejustificada:
Además, cuando habla de la reproducción sexual animaly, por tanto, de la generación de nuevas individualidades vivas como resultadode la relación sexual (Geschlechts-Verhältnis)(§ 369), Hegel utiliza el término Fortpflanzung,que literalmente significa propagación, pero que también se aplica a laprocreación, o el término más común Zeugung (§370Zu.), generación. Y eso vale tanto para la Enciclopedia como para la Cienciade la Lógica. También debemos tener presente la definición hegeliana dereproducción simple (einfachen Reproduktion),que nos será útil más adelante cuando tengamos que abordar la cuestión de lareproducción en Marx. Sobre este punto, es importante señalar que, en ciertastraducciones al francés y al italiano de estas dos obras, Reproduktion y Fortpflanzung se traducenindistintamente por reproducción, lo que lleva a la confusión de Derrida queasimila estas dos nociones (y yo con él, en mi comentario en Biodeconstrucción). Como también ocurre en latraducción de Gandillac de 1970:
De hecho, en alemán, el término Reproduktionha tomado recientemente el significado de “generación de nuevos individuos”,tomándolo solo a raíz del uso de este término por parte de la biologíagenética.[8]Esta es probablemente la causa de la ceguera de los traductores ante ladiferencia entre Reproduktion y Fortpflanzung o Zeugungen Hegel, y por tanto de la confusión que Derrida cometerá a su vez. Además,hay que señalar que, en virtud de esta distinción, para Hegel el animal sereproduce a través de la asimilación de sustancias orgánicas extraídas de lanaturaleza, mientras que, a través de la “relación sexual”, se dispersa en elprogreso infinito de la propagación de la especie, es decir, no se reproduce enel sentido en que Jacob parece concebir la reproducción. Para evitarredundancias y otras confusiones, aclaremos que a partir de ahora nosreferiremos a la reproducción en el sentido (más antiguo) del proceso deregeneración natural mediante la notación “Rep.A”,mientras que con “Rep.B” apuntaremos a lareproducción en el sentido (más reciente) en que se utiliza en biologíagenética y, por tanto, en el lenguaje común, es decir, como la generación denuevos individuos vivos. Esta distinción terminológica nos permite, por unlado, evitar el uso del término “generación” en sí mismo, como veremos,fuertemente invertido en la historia de las ciencias de la vida. Por otraparte, nos permite avanzar en nuestra hipótesis, a saber, que si el nudo adeconstruir consiste en la forma reflexiva –reproducirse–, entonces debemosidentificar en la historia de las ciencias de la vida el momento y el lugardonde se pasa del uso de Rep.A al de Rep.B, de la reproducción de sí como regeneración delindividuo a la reproducción de sí en otro que debe ser, como tal, diferente:
Asícomienza la quinta sesión del seminario durante la cual, como veremos, laconfusión que hemos detectado parece extenderse en cascada, propagando susefectos en la lectura de Derrida, dando lugar a una serie de malentendidos quenos parecerán bastante sorprendentes. Por otra parte, conviene recordar que setrata de un seminario y no de un texto publicado, que evidentemente adolece delas condiciones en las que se celebró, del ritmo bimensual de las conferenciasy del contexto institucional, un curso preparatorio para la Agregación. Para lavaloración de este seminario, como de otros seminarios de Derrida, es necesariotener en cuenta lo que el mismo Derrida dijera en El animal que luego soysobre un seminario de Heidegger:
Es precisamente desde esta perspectiva que nosproponemos revisar la quinta sesión de La vida la muerte, con el fin dereanudar una deconstrucción de la reproducción que supera los límites de lalectura, quizás, demasiado apresurada de Derrida. En efecto, después de haberdesplegado las coordenadas generales de una deconstrucción de la noción dereproducción en La lógica de lo viviente, Derrida acusa aquí a Jacob deutilizar esta noción de manera ingenua y acrítica, sin cuestionar su origen:
Esta acusación parece al menos exagerada, si no injustificada, dado que Jacob, en La lógica de lo viviente, se ocupa extensamente de la génesis del concepto de reproducción, tal como encontramos en el índice al final del libro la entrada “reproducción (origen del concepto)[12]” . Además, Jacob reconstruye su aparición en la Historia Natural y, sobre todo, su función decisiva en el paso del preformismo, todavía estrictamente condicionado por la obediencia a los dogmas cristianos, a las teorías de la herencia biológica que, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, intentaron emanciparse de ella con las miles de dificultades que se pueden imaginar. Por otra parte, esto es precisamente lo que se le reconoce a François Jacob en el ámbito de la filosofía y la historia de la ciencia: haber sido uno de los primeros en tratar el origen y la función de la noción de reproducción en la historia de las ciencias de la vida[13].
A pesar de estas pruebas textuales, Derrida está convencido de que en su recurso a la palabra de reproducción, Jacob habrá cedido al espíritu de la época, si no a la moda del momento, e incluso atribuye un valor «historial» a la omnipresencia de lo que significa en la cultura de los años 60 y 70:
Por el momento, señalemos, en efecto, que en lahistoria de las ciencias de la vida, la noción de “reproducción” vino areemplazar a la de “generación”, pero esto no es tan reciente, y sobre todo noes tan simple como Derrida lo imagina. La historia de esta sustitución secompleta en el curso de la Historia natural francesa a mediados del sigloXVIII, a través de un proceso largo, tortuoso y conflictivo. El reto de lasciencias de la vida es emanciparse de la tradición aristotélica y de los dogmasreligiosos, y esto implica también, evidentemente, consecuencias sociales,políticas y económicas. Y uno puede imaginar las fuerzas de resistencia, lasluchas y las negociaciones que habrán acompañado esta sustitución de la nociónde generación por la de reproducción. Volveremos sobre ello, pero ya podemosanticipar que es en este lapso de tiempo donde se juegan las articulacionesdecisivas que nos interesan en cuanto a la emergencia de la noción de Rep.B en su forma reflexiva.
Lo que complicará aún más las cosas es que Derrida cree reconocer en elorigen de esta apertura historial, marcada por la difusión casi omnipresente dela palabra “producción”, la marca de Marx y del marxismo:
Esto complica las cosas porque donde Derrida piensaque Jacob fue influenciado por este Stimmungmarxista que caracterizaría la época, más bien hay que reconocer que la nociónde reproducción que usa Marx proviene incluso de la Historia natural y lasciencias de la vida del siglo XVIII, y por lo tanto es anterior al reemplazoque mencionamos líneas arriba. El significado de la reproducción en Marx es,por tanto, diferente del que le atribuye la biología genética moderna (Rep.B), como difiere del sentido que le atribuye Derrida enestas páginas de La vida la muerte, porque en realidad se trata de unaversión de Rep.A, como lo vamos a ver.
Habría que releer palabra por palabra esta parte delseminario en la que Derrida, curiosamente, abandona la lectura de La lógicade lo viviente para abordar las nociones de producción y reproducción en elpensamiento de Marx, lo que hace pensar que el verdadero destinatario de estaspáginas es Althusser, aunque nunca se lo mencione, o su discípulo, Bourdieu,que había publicado un libro con Passeron al que Derrida se refiereimplícitamente en el transcurso del seminario: La reproducción: elementos deuna teoría del sistema de enseñanza[16].
Derrida cita, de El Capital, la crítica queMarx dirige al materialismo abstracto de los científicos de las Cienciasnaturales, que, en cuanto dejan su especialidad -y por carecer de suficientesentido histórico-, comienzan a utilizar un lenguaje “abstracto e ideológico”,dice Marx[17]:
Derrida retiene para sí el principio de esta críticapara impugnársela a Jacob e incluso a Marx. Sin embargo, se podría argumentarque él tampoco puede considerarse inmune. Basta con invertir los términos paracriticar también a aquellos filósofos que, habiendo salido de su propioterritorio, se acercan a las ciencias naturales sin tener las competenciasadecuadas ni, sobre todo, un “sentido histórico”. Nos parece particularmenteextraña esta defensa de las fronteras entre los territorios del conocimientopor parte de Derrida. No solamente porque lo afirma al mismo tiempo que transgredeel límite entre la filosofía y la biología -como si quisiera garantizar alfilósofo un privilegio que niega a los científicos de las Ciencias naturales-,sino sobre todo porque Derrida también nos ha enseñado la imposibilidadestructural, irreductible, de mantener la integridad de las fronteras,advirtiéndonos contra la presunta primacía de la filosofía sobre otros camposdel saber. Esta defensa parece más bien el síntoma de una tenaz desconfianzaque mantiene la línea de demarcación entre “ciencias del espíritu” y “cienciasde la naturaleza”, y que más bien habría que intentar deconstruir,especialmente hoy en día, cuando los cruces de fronteras se multiplican tantoen una dirección como en otra, a menudo con ingenuidad, y sobre todo sin laposibilidad que tales cruces sean jamás tematizados desde un punto de vistaepistemológico. Trataré esta cuestión en otro lugar. Aquí debemos abordar ellugar donde se concentran las mayores dificultades: la cita que hace Derrida deEl Capital de un famoso pasaje relativo a la reproducción, que seencuentra en la apertura del capítulo XXI dedicado a la “Reproducción simple”(Derrida indica erróneamente el capítulo XXIII[19]):
Hay que destacar que, según los editores delseminario, la procedencia de la traducción francesa de esta cita no está clara.[21]Presenta dos problemas, uno obvio, el otro más sutil, que juntos llevan aDerrida por el camino equivocado al interpretar la reproducción. Debemos partirde nuevo de este texto, porque en última instancia es portador de la lectura deDerrida que reduce las nociones marxianas de producción y reproducción a lasimple reproducción de las determinaciones aristotélicas, y por tantometafísicas, de estas nociones. Cabe destacar aquí el uso que hace Derrida delverbo “retransformar”: la referencia a la formapermite el paso abrupto de Marx a Aristóteles por el cual Derrida llega a susconclusiones, que se basan únicamente en la interpretación heideggeriana deAristóteles, que no cuestiona:
Ahora bien, el verbo alemán que se ha traducido como “retransformar”es zuruckverwandeln, que significa wieder zu dem umwandeln, verwandeln, was jemand, etwas früher war, o den alten Zustand wiederherstellen,es decir, “restablecer las condiciones de, o mejor aún, restaurar o renovar unestado pasado”, e incluso “retransformar”, pero en elsentido de devolver algo o alguien al estado anterior a una transformaciónsufrida (y no a una transformación nueva o continua); la traducción italianapor riconvertire[23],“reconvertir”, parece más coherente con el sentido de reproducción tal como loutiliza Marx aquí y que ahora hay que precisar: reproducir significa aquí“regenerar o renovar los recursos materiales necesarios para la producción”, yno la mera repetición del proceso de producción, como parece entender Derrida.Este último es conducido por un camino equivocado por la traducción “Lascondiciones de producción son también las de reproducción” que introduce lapalabra “también” donde el texto alemán dice zugleich, que más bien corresponde a “almismo tiempo”. Esta frase, por lo tanto, no significa que las condiciones dereproducción sean las mismas que las de producción, sino que las condiciones dereproducción son las verdaderas condiciones de producción y, por lo tanto, quela reproducción, como “regeneración o renovación de los recursos materiales”,es la condición de producción. Esto es exactamente lo que recuerda Althusser enla apertura de Ideología y aparatos ideológicos del Estado al hablar de“la necesidad de renovar los medios de producción para que la producción seaposible” para mostrar que
Ahora bien, hay que seguir esta referencia a FrançoisQuesnay. Padre de la escuela fisiocrática, autor del célebre Tableau économique (1758-1766),fue naturalista y también médico personal de Madame de Pompadour, la favoritade Luis XV. También escribió el Ensayo físico sobre la economía animal(1736). Se convirtió en miembro del círculo de los Ideólogos, a través del cualfrecuentaba al naturalista Georges-Louis Leclerc de Buffon, y contribuyó a la Enciclopediaescribiendo dos entradas — “Granjeros” (1756) y “Cereales” (1757) —, y sobretodo introduciendo su Tabla, en la que se exponen los principios de losfisiócratas y en el que aplica el modelo de la circulación sanguínea a lasrelaciones económicas que determinan la riqueza de una nación. Para Quesnay laverdadera riqueza de una nación consiste en sus recursos naturales, enparticular los recursos agrícolas. La agricultura es la única actividadproductiva que permite la producción y la distribución de la riqueza, porque,en condiciones ideales, produce naturalmente el excedente necesario paraasegurar los ingresos de los terratenientes, de los granjeros que trabajan latierra, artesanos y comerciantes. Estos últimos se definen como una claseestéril porque su producción consumiría recursos sin poder regenerarlos,mientras que la agricultura, cuando cumple estas condiciones ideales, tambiénproduciría el excedente de semillas necesario para renovar el cultivo del añosiguiente.[25]
Marx, que admiraba el Cuadro porque mostraba lainterrelación estructural entre todos los actores económicos, criticaba la ideade que sólo la agricultura produciría riqueza por su capacidad de regenerar susrecursos naturales, mientras que la industria y el comercio sólo losconsumirían. Marx quiere demostrar que también la industria debe regenerar losrecursos necesarios para la continuidad y expansión de su producción. Sobretodo, quiere demostrar que la propia producción industrial capitalista se basaen la reproducción, entendida antes que nada como la regeneración de un recursonatural, es decir, la regeneración física de las energías del obrero, así comola generación de nuevos obreros que constituyen el medio de producción másindispensable para el capitalista:
Así pues, “reproducir (reproduciren)”aquí quiere decir “regenerar”, “renovar”, y más precisamente regenerar lascondiciones físicas necesarias para el trabajo del obrero (Rep.A),mientras que la reproducción de nuevos obreros (Rep.B),aquí, consiste en “generar (hervorbringen)”verbo que, en alemán, tiene un significado genérico y que también se utilizapara referirse a la Rep.B sin la forma reflexiva se.Esta forma, por otro lado, es consistente con el uso de reproducirenque ya hemos encontrado en Hegel. Asimismo, hay que señalar que Marx, parareferirse a la reproducción sexual en este mismo capítulo, también utiliza lapalabra Fortpflanzung, como Hegel:
Así Marx, como ya Hegel, utiliza la palabrareproducción en el sentido de Rep.A tomando eltérmino de Quesnay. Obsérvese que esta acepción también está atestiguada en la Enciclopediacuando vamos a la entrada “Reproducción”, una entrada cuya brevedad revela queera un término de uso muy específico. De hecho, proviene de la historianatural:
Si bien, literalmente, esta definición parece dejar laposibilidad de pensar la reproducción como algo técnico, los ejemplos citadosse refieren todos a la naturaleza: se trata de fenómenos de regeneración, delrebrote de una rama cortada de un árbol y, especialmente, de la regeneración departes de animales que han sido destruidos o cortados. La entrada se refiere adescubrimientos que se remontan al siglo XVII sobre la capacidad deregeneración de ciertos animales, en particular de los cangrejos de río, y queanimarán el debate entre naturalistas, sobre todo porque estos fenómenos noeran explicables por la teoría preformista de la “generación” (Rep.A) que, por su coherencia o su sujeción a los dogmas dela teología cristiana, seguía siendo autoridad en la época de la Enciclopedia:
Sin embargo, en la entrada “Generación (Fisiología)”escrita por Arnulphe d'Aumont,ya se menciona la “reproducción” en la definición introductoria, pero esta vezen el sentido de Rep.B e incluso en su formareflexiva:
La entrada “generación” es muy prudente: el autor selimita a recordar la historia y los numerosos intentos de comprender un“secreto de la naturaleza” que sería “esencialmente impenetrable a los ojos delos espíritus más finos”, hasta el punto de que “la causa de la formación delanimal debe clasificarse entre las primeras, de las que nunca podremos conocermás que los resultados.”[31] D'Aumont repasa brevemente las teorías de losantiguos, Platón, Aristóteles, Hipócrates, antes de dar más espacio a la teoríaque, en ese momento, era autorizada: el preformismo en las dos versiones quecompartían el terreno de la historia natural, el “ovismo”y “espermatismo”. Concluía con las teorías másrecientes y polémicas, en particular la teoría del “molde interior” de Buffon,severamente juzgada, aunque este último también era miembro de los Ideólogos.Según los historiadores de las ciencias de la vida, fue Buffon quien extendióel uso del término reproducción de la noción Rep.A a Rep.B utilizando la forma reflexiva, aunque este uso no fueretomado por los científicos hasta mucho más tarde.[32]Lo más importante para nuestros propósitos es mostrar que Jacob conoce muy bienesta compleja historia y que le atribuye un papel decisivo en el paso de lageneración a la reproducción y, por tanto, en el paso del preformismo, todavíacondicionado por los dogmas cristianos, los gestos científicos de los quebuscan emanciparse, hasta ver en la obra de Buffon la apertura del camino queconducirá a la biología genética:
En conclusión, entonces, podemos señalar que:
1) en la historia natural reproducción ha significado, a partir del siglo XVII, regeneración (Rep.A) y que en el siglo XIX, Hegel y Marx todavía la utilizaban en ese sentido. En Francia y, en general bajo la autoridad del preformismo, se utilizaba generación para indicar Rep.B.
2) en el siglo XVIII, en el mismo contexto -el de la Historia natural francesa- Buffon comienza a utilizar la palabra reproducción en lugar de generación, incluso en su forma reflexiva. La forma “reproducirse” se extenderá entonces en la modernidad exportando a la biología la inconcebible paradoja que Derrida pretendía deconstruir: la reproducción de sí mismo - ¿pero, de qué, de quién? - en otro individuo que debería ser diferente. Además, para relanzar la deconstrucción de la noción biológica de reproducción, hay que abandonar la pista Aristóteles-Hegel-Marx seguida por Derrida, y partir de la Historia natural francesa del siglo XVIII, en particular la de Buffon, reconocida por el propio Jacob como la verdadera precursora del uso de la noción de reproducción en el sentido de la biología genética.
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Translator
Ariel Lugo
Universidad Nacional del Nordeste. Facultad de Humanidades. Instituto de Filosofía, Argentina
Author
Francesco Vitale
Università degli Studi di Salerno, Argentina