Laura Viviana Aguirre ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7739-9764
laura_rcia@hotmail.com
Universidad Nacional del Nordeste – CONICET, Universidad Nacional de Formosa
Recibido: 06/03/2024 - Aceptado: 25/03/2024
En este artículo se muestran los avances de una investigación en curso que sostiene la existencia de nuevas regiones literarias en la literatura argentina del siglo XXI, puntualmente en los proyectos narrativos de escritores/as de distintas provincias del país que publican a partir del 2011. En esta nueva narrativa hay un creciente interés por los personajes cotidianos y la vida en las provincias que, lejos de manifestarse a través de representaciones pretendidamente transparentes de una realidad provinciana, aparece en las obras como problema, como una tensión nunca resuelta entre el espacio y los sujetos que lo habitan. De este modo, los proyectos narrativos ofrecen nuevas respuestas estéticas a la pregunta de cómo narrar desde afuera del centro o, más precisamente, dónde empieza y termina la zona de lo real desde la cual se cuenta.
Palabras clave: literatura argentina; región; siglo XXI
This article showcases the advancements of an ongoing research that argues for the existence of new literary regions in 21st-century Argentine literature, specifically within the narrative projects of writers from different provinces of the country who began publishing from 2011 onwards. In this new narrative, there is a growing interest in everyday characters and life in the provinces, which, far from being represented as supposedly transparent depictions of provincial reality, it emerges in the works as a problem, as an unresolved tension between space and the subjects inhabiting it. Thus, these narrative projects offer new aesthetic responses to the question of how to narrate from outside the center or, more precisely, where the narration reality zone begins and ends.
Keywords: Argentine literature; region; 21st century
El problema sobre las regiones y regionalismos aparece como una constante en el campo intelectual y literario argentino.1 En las especulaciones teóricas hay una tensión entre el modo de entender la región como una categoría teórica con sus límites, alcances y usos diversos en los discursos críticos; y otro en el que las regiones o regionalismos literarios son formas de percibir, inscribir y/o narrar el espacio en una práctica de escritura que convencionalmente denominamos literatura. Así, los discursos críticos y literarios construyen a lo largo del tiempo distintas concepciones e hipótesis sobre la noción de región que pueden agruparse en dos perspectivas: la que vincula el término a una determinada geografía, historia e identidad cultural de un territorio específico (y con esto a una referencia o sentido dado de antemano) y la que utiliza el concepto para reconocer y analizar las estrategias textuales que problematizan las relaciones entre el espacio y la literatura. En el primer sentido, se diseña un modelo de producción y de lectura –representado por obras del siglo XIX como Mis montañas (1894) de Joaquín V. González– que entiende el regionalismo narrativo en relación con propuestas estéticas como la del nativismo, el criollismo, el pintoresquismo y el costumbrismo –un regionalismo que, afirma Romano (2004), llegó a su fin en el siglo XX–. En el segundo, que aparece con fuerza a mediados del siglo XX con las publicaciones de las novelas del jujeño Héctor Tizón, el cordobés Daniel Moyano, el bonaerense Haroldo Conti, el tucumano Juan José Hernández y los santafesinos Jorge Riestra y Juan José Saer,2 la región se transforma en un punto de partida para explorar lo real e inventar una lengua y un modo de percibir el mundo. De ahí que se piense en la superación del término a través de expresiones como la de “regionalismo no regionalista” (Sarlo, 1996); un “más allá del regionalismo” (Foffani y Mancini, 2000); las teorizaciones sobre la zona en la obra de Saer (2012); la creación de la fórmula de escribir “sobre/en/para” una comunidad literaria regional de Ricardo Kaliman (1994); o la idea del desplazamiento y descentralización del término que realiza María Teresa Gramuglio (1984) al considerar la producción literaria de Buenos Aires como una literatura regional. Esta segunda forma de entender la región como una noción problemática reaparece en el siglo XXI y permite leer un conjunto de textos narrativos que se producen y circulan actualmente en distintas provincias de Argentina.
La perspectiva crítica en torno a los regionalismos y a las zonas o regiones literarias se actualiza en los proyectos narrativos de Selva Almada, Mariano Quirós, María Lobo, Marina Closs, Francisco Bitar y Federico Falco; y en textos críticos de investigadores/as de distintas provincias que construyen sus propias hipótesis sobre la idea de región para comprender obras literarias que se producen y circulan en sus territorios. Una muestra de la vigencia del problema se encuentra en las investigaciones de Alejandra Laera (2022), Laura Demaría (2014), Pablo Heredia (2005), Carlos Hernán Sosa (2011), Andrea Bocco (2011), Zulma Palermo (2012), entre otros/as. La bibliografía crítica teoriza y fundamenta la pertinencia del uso de la categoría y permite pensar en cómo se relacionan los proyectos narrativos de estos/as autores/as con otras formas de narrar en la historia de la literatura argentina.
Por otra parte, la discusión en torno a las regiones literarias está ligada al problema del realismo en la literatura argentina. Lo regional, afirma María Teresa Gramuglio (1984), es entendido como uno de los modos posibles en que el arte trabaja con lo real. El arte no registra o refleja los datos de la realidad, sino que “a partir de esas difusas construcciones ideológicas y simbólicas va creando sus instrumentos específicos (en su lenguaje, con sus procedimientos), objetos estéticos que ingresan en la realidad, la complejizan y la enriquecen” (p. 18). Desde la instalación en el campo literario argentino del denominado “imperio realista” se lee en la narrativa actual un realismo que pone en funcionamiento modos de representación alejados del realismo clásico pero que propone un salto a lo real a partir de procedimientos heredados de las vanguardias (Gramuglio, 2002). En este sentido, las conceptualizaciones en torno a la literatura como inscripción o representación de lo real amplían el problema de esta investigación. La narrativa actual crea nuevos modos de representación –nuevos realismos, nuevos regionalismos–, transforma las convenciones sobre lo real y complejiza la experiencia con el mundo inmediato y circundante.
A partir de estas coordenadas conceptuales, se sostiene la noción de región como región literaria y como categoría teórica clave para el estudio de la literatura argentina del siglo XXI. La noción permite indagar en el espacio como forma de pensamiento; las tensiones entre el espacio referencial y el espacio imaginario; la construcción de nuevas representaciones e imaginarios urbanos y rurales. Estas, entre otras estrategias, lejos de evidenciar la voluntad testimonial del/a artista o proponer una mirada sesgada sobre un territorio, reconfiguran y enriquecen los imaginarios regionales y construyen nuevas regiones literarias.
Las obras3 de María Lobo, Federico Falco, Francisco Bitar, Marina Closs, Mariano Quirós y Selva Almada fueron escritas por autores/as que problematizan su relación de pertenencia con sus provincias de origen; una experiencia que da como resultado la invención de nuevas zonas o regiones literarias. En esta nueva narrativa argentina hay un creciente interés por los personajes cotidianos y la vida en las provincias que, lejos de manifestarse a través de representaciones pretendidamente transparentes de una realidad provinciana, aparece en las obras como problema, como una tensión nunca resuelta entre el espacio y los sujetos que lo habitan. De este modo, los proyectos narrativos ofrecen nuevas respuestas estéticas a la pregunta de cómo narrar desde afuera del centro o, más precisamente, dónde empieza y termina la zona de lo real desde la cual se cuenta.
¿Hay algo más auténtico y extraño en las obras de Closs que sus personajes fuera de lugar, pero siempre, siempre, con la mirada fija en el paisaje de Misiones? ¿Por qué la ciudad de Santa Fe es el lugar fundamental para situar el caos y la destrucción en los relatos de Bitar? ¿Por qué las provincias de Chaco y Entre Ríos son el espacio preferido en las novelas de Almada? ¿Por qué es el monte chaqueño el lugar donde ocurren las historias fantásticas de Quirós? ¿Por qué Lobo necesita ubicar sus historias en paisajes del interior tan reales como imposibles? ¿Por qué los espacios se extrañan cuando intentan nombrar el duelo en las obras de Falco? No es una coincidencia ni una elección al azar. El interés por los entornos provincianos, los ambientes rurales y las formas de vida vinculadas con dichos espacios es una decisión política y estética que resulta en la creación de una escritura, una nueva narrativa, un nuevo modo de percibir lo real.
Las obras participan de un diálogo crítico en torno a la experiencia de escribir desde las provincias y a la problematización de la idea de región sin caer en esencialismos y en la defensa de un localismo estrecho. En este conjunto de textos se puede reconocer un fenómeno literario de la narrativa argentina actual, un problema crítico potente y relevante para construir un modo de lectura de la literatura argentina del presente, como así también observar desde una nueva perspectiva la tradición literaria argentina. ¿De qué modo la literatura del siglo XXI explora y transforma a las regiones de Argentina en espacios imaginarios? ¿Cómo dialogan los espacios representados en las obras de los/las autores/as propuestos/as con los imaginarios espaciales de la tradición literaria argentina y latinoamericana? ¿Cómo se inscribe esta literatura en el presente?
La región, en la narrativa argentina actual, se manifiesta como un modo particular de percibir, indagar, problematizar las relaciones entre el espacio y la literatura. Se inscriben e imaginan las regiones como constructos literarios, espacios donde interactúan los recuerdos de una ciudad o un pueblo de la infancia, o la percepción de un presente en contínua transformación. Las obras no solo están vinculadas a distintas regiones de Argentina por los lugares de procedencia de sus creadores/as, sino por una práctica de escritura que se sostiene en la exploración y representación de espacios particulares: la ciudad de provincia, el pueblo y el monte. En las ficciones se dialoga con una realidad tanto geográfica como cultural y simbólica, en tanto aparecen representados distintos sitios de Chaco, Misiones, Entre Ríos, Córdoba, Santa Fe, Tucumán, Buenos Aires, y elementos culturales relacionados con esos territorios –formas de vida, ambientes, modalidades del habla, costumbres de un determinado lugar–, pero estos elementos, lejos de aparecer como meros escenarios, referencias o tópicos, forman parte de un conjunto de procedimientos que problematizan el espacio. Estos/as narradores/as vuelven la mirada hacia sus lugares de pertenencia y complejizan las ideas cristalizadas que circulan sobre lo regional; de este modo, a la vez que se hacen cargo de las tradiciones locales, se sitúan en el mapa de la literatura argentina. Se actualiza, así, con múltiples variantes, el gesto crítico pronunciado por los escritores de provincia del siglo XX –Saer, Tizón, Moyano, Riestra, Conti, Hernández–, quienes hicieron del estar fuera del centro el punto de partida para inventar una lengua y una literatura.
Almada, Selva (2012). El viento que arrasa. Buenos Aires, Mardulce.
Almada, Selva. (2013). Ladrilleros, Buenos Aires, Mardulce.
Almada, Selva. (2020). No es un río. Buenos Aires, Random House.
Bitar, Francisco (2015). Acá había un río. Córdoba, Nudista.
Bitar, Federico (2018). Teoría y práctica. Buenos Aires, Tusquets.
Bocco, Andrea. (2011). Literatura de fronteras: heterodoxias en la literatura nacional. En Corona Martínez, Cecilia (dir.), Heterodoxias y sincretismos en la literatura argentina (pp. 17-38). Córdoba, FFyH.
Closs, Marina. (2019). Tres truenos. Buenos Aires, Bajo la Luna.
Closs, Marina. (2022). La despoblación. Buenos Aires, Blatt & Ríos.
Demaría, Laura. (2014). Buenos Aires y las provincias. Relatos para desarmar. Rosario, Beatriz Viterbo.
Falco, Federico. (2011). Cielos de Córdoba. Córdoba, Nudista.
Falco, Federico (2020). Los llanos. Barcelona, Anagrama.
Foffani, Enrique y Mancini, Adriana. (2000). Más allá del regionalismo: la transformación del paisaje. En Jitrik, Noé (dir.), Historia crítica de la literatura argentina. Tomo 11 (pp. 261-291). Buenos Aires, Emecé.
Gramuglio, María Teresa. (1984). Introducción. Buenos Aires y la literatura regional. En Cuentos regionales argentinos: Buenos Aires (pp. 11-19). Buenos Aires, Colihue.
Gramuglio, María Teresa. (2002). El realismo y sus destiempos en la literatura argentina. En Jitrik, Noé (dir.), Historia Crítica de la Literatura Argentina. Tomo 4 (pp. 15-38). Buenos Aires, Emecé.
Heredia, Pablo. (2005). El suelo. Ensayos sobre regionalismos y nacionalismos en la literatura argentina. Córdoba, UNC.
Kaliman, Ricardo. (1994). La palabra que produce regiones: Castilla, Aparicio, Pereira. Cuaderno de Cultura, 1, 5-10.
Laera, Alejandra. (2022). Húmeda, susurrada, afectiva, creativa: otra imaginación territorial para la Argentina contemporánea. Santa Fe, UNL, Vera Cartonera.
Lobo, María. (2018). El interior afuera. Buenos Aires, Qeja.
Lobo, María. (2022). San Miguel. Buenos Aires, Qeja.
Molina, Hebe y Varela, Fabiana (dirs.). (2018). Regionalismo literario: historia y crítica de un concepto problemático. Mendoza, UNCUYO.
Palermo, Zulma. (2012). De cánones y lugarizaciones. En Massara, Liliana; Guzmán, Raquel y Nallim, Alejandra (dirs.), Literatura del noreste argentino. Reflexiones e investigaciones Vol. II (pp. 63-75). San Salvador de Jujuy, EDIUNJU.
Prieto, Martín. (2006). Breve historia de la literatura argentina. Buenos Aires, Taurus.
Quirós, Mariano. (2017). Una casa junto al tragadero. Buenos Aires, Tusquets.
Quirós, Mariano. (2019). Campo del cielo. Buenos Aires, Tusquets.
Romano, Eduardo. (2004). Culminación y crisis del regionalismo narrativo. En Jitrik, Noé (dir.), Historia crítica de la literatura argentina. Tomo 9 (pp. 599-629). Buenos Aires, Emecé.
Saer, Juan José. (2012 [1982]). Discusión sobre el término zona. En La mayor (pp. 125-128), Buenos Aires, Seix Barral.
Sarlo, Beatriz. (1996). La duda y el pentimento. Punto de Vista, 56, 31-35.
Sosa, Carlos Hernán. (2011). Literatura regional y escalas de estudio: algunas reflexiones teórico metodológicas. En Massara, Liliana; Guzmán, Raquel y Nallim, Alejandra (dirs.), Literatura del noreste argentino. Reflexiones e investigaciones. Vol. II (pp. 78-85). San Salvador de Jujuy, EDIUNJU.
*Laura Aguirre es Profesora y Licenciada en Letras por la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE). Becaria doctoral de UNNE-CONICET con lugar de trabajo en el Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI, UNNE-CONICET). Profesora JTP de Literatura argentina II en la Universidad Nacional de Formosa (UNaF) y de Teoría Literaria en la UNNE. Estudiante del Doctorado en Letras de la UNNE y de la Maestría en Literatura Argentina de la UNR.
Un estado de la cuestión actualizado que incluye las intervenciones críticas de Argentina sobre el problema en torno a la literatura regional puede leerse en Regionalismo literario: historia y crítica de un concepto problemático, dirigido por Hebe Molina y Fabiana Varela (2018).↩︎
Martín Prieto en su Breve historia de la literatura argentina denomina a este acontecimiento como “la revolución de las provincias” (2006, p. 350).↩︎
Puntualmente nos referimos a El interior afuera (2018) y San Miguel (2022) de la tucumana María Lobo; Los llanos (2020) y Cielos de Córdoba (2011) del cordobés Federico Falco; Acá había un río (2015) y Teoría y práctica (2018) del santafesino Francisco Bitar; Tres truenos (2019) y La despoblación (2022) de la misionera Marina Closs; Campo del Cielo (2019) y Una casa junto al Tragadero (2017) del chaqueño Mariano Quirós; y El viento que arrasa (2012), Ladrilleros (2013) y No es un río (2020) de la entrerriana Selva Almada.↩︎