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https://doi.org/10.30972/clt.258012

CLRELyL 25 (2024). ISSN 2684-0499


EL DESPRECIO DEL AMOR HABENDI EN ENEIDA 8: ENEAS EN LOS TIEMPOS DE EVANDRO

Disdain for Amor Habendi in Aeneid 8: Aeneas in Times of Evander

Chiara Grimozzi*

Universidad Nacional de La Plata / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

chiaragrimozzi@gmail.com

Recibido: 09/08/2024 – Aceptado: 22/10/2024

Resumen

En el libro 8 de Eneida de Virgilio, Eneas visita la ciudad de Palanteo para pedirle ayuda a Evandro en la guerra. Pero antes de obtenerla, Eneas deberá participar en el rito de Hércules y escuchar las historias del lugar contadas por el rey, que en sus acciones y en su reino encarna la pobreza como virtud opuesta al amor habendi, causa del fin de la edad de oro y opuesta al lujo oriental. El objetivo de nuestro trabajo consiste en analizar en este libro los episodios en que Evandro o su reino son caracterizados como humildes o pobres. A modo de hipótesis, propondremos que Evandro promueve una edad de oro, a través de un ideal de austeridad, opuesto a la codicia, en los términos en que se lo define en otros fragmentos de Geórgicas y de Eneida.

Palabras clave: Evandro; Eneida; pobreza; Palanteo; edad de oro

Abstract

In Aeneid 8, Aeneas visits Pallanteum to ask Evander for help in the war. However, before receiving Evander’s help, Aeneas will have to participate in a Herculean ritual and listen to the king’s recounting of the region’s history, in which both his actions and his kingdom embody poverty as a virtue –standing in opposition to amor habendi, the cause of the Golden Age’s decline, as well as to Oriental luxury. The aim of my paper is to analyze the episodes in which Evander or his kingdom are characterized as humble or poor in this Book. I argue that Evander promotes a vision of the Golden Age rooted in austerity and self-sufficiency, in contrast to the greed and excess depicted in other episodes of the Georgics and the Aeneid.

Keywords: Evander; Aeneid; humbleness; Pallanteum; Golden Age

El desprecio del amor habendi en Eneida 8: Eneas en los tiempos de Evandro1

1. Introducción

La edad de oro es la primera dentro del conocido mito de las edades y constituye un tiempo ideal a partir del cual luego se sufren paulatinamente diversas degradaciones. En otras oportunidades hemos sostenido que episodios de esta edad en Eneida se pueden encontrar en el reinado de Saturno (Aen. 8.321-327), en el de Latino (Aen. 7.45-49, 7.199-204, 11.252-254) y en el gobierno de Augusto (Aen. 1.291-296, 6.791-795).2 En esta ocasión pondremos en consideración los vínculos existentes entre la edad de oro y el personaje de Evandro.

En el libro 8 de Eneida, Eneas visita la ciudad del rey Evandro, llamada Palanteo, para pedirle ayuda en la inminente guerra.3 Este libro posee características particulares que lo diferencian del resto y que generan condiciones propicias para la aparición de un locus amoenus, en el que la pobreza se encarna como un ideal a seguir. Los comentaristas han definido el libro 8 como estático, con un desarrollo espiritual o sentimental,4 un interludio pacífico y sereno,5 el más pastoral,6 el más alegre y relajado,7 el más homérico y augusteo de sus libros,8 conformado por la figura del oro brillando sobre el verde9 e indispensable en la transformación de Eneas.10

Dentro del mito de las edades (Aen. 8.313-336) relatado por Evandro a Eneas, se indican dos elementos que producen el deterioro la edad de oro: “el furor de la guerra” (Aen. 8.327, belli rabies) y “el deseo de tener” (Aen. 8.327, amor habendi).11 En la estadía de Eneas en Palanteo la guerra es un factor que se encuentra ausente, como en los tiempos dorados, pero también la austeridad de Evandro y su estirpe se construye como otro valor de esa época primigenia. En este sentido, el objetivo del presente trabajo consiste en analizar en el libro 8 los episodios en que Evandro, su reino, su ciudad o su casa son caracterizados como humildes, ya sea a través del uso de los adjetivos como inops, pauper, egenus, angustus, humilis, exiguus o parvus o ya sea a través de la descripción de los asientos o los lechos que se utilizan en el acto de hospitalidad.12 A modo de hipótesis, proponemos que Evandro promueve una edad de oro, a través de un ideal de austeridad, opuesto a la codicia, en los términos en que se lo define en otros fragmentos de Geórgicas y de Eneida.

Si bien este planteo es una continuación del de Otis, quien decía que “Pallanteum is the empty interim between two civilizations and between two golden ages [edad de oro de Saturno y de Augusto], and it is itself a partial exemplum of golden age virtues” ([1964] 1995, p. 337), por nuestra parte, no creemos que solo sea un ejemplo parcial, sino uno verdadero, otra edad de oro en la obra. Quint asocia la pobreza de Evandro con lo que llama “pre-agricultural golden age” (2018, p. 122), es decir, el período previo a la llegada de Saturno (Aen. 8.314-318). Como señala este crítico (2018, p. 121-122), la estirpe anterior no sabía “acumular riquezas” (Aen. 8.317, componere opes), acción que también falta en Evandro, y que lo relaciona con la “nostalgia pastoral” de Églogas y su origen arcadio. Aunque es cierto que, como indica Quint, hay una estrecha relación entre ambas progenies, la previa al arribo de Saturno y la del rey arcadio, creemos, por nuestra parte, que en esta última se presenta otra versión de la edad de oro. Hay varias diferencias entre las estirpes: Evandro es un rey que gobierna sobre un pueblo en una ciudad determinada, Palanteo, y establece de manera explícita los valores de humildad y piedad en todos sus integrantes, pero, en cambio, la otra estirpe de los nacidos de los árboles no tenía rey ni valores ni ubicación fija, sino que vivía errante por los montes; si bien no sabía acumular riqueza, esto sucedía inconscientemente, ya que no había sido instruida tanto en eso como en otras actividades. Por el contrario, el rey arcadio y su pueblo promueven conscientemente los valores de la pobreza, hecho que demostraremos en el desarrollo de este trabajo.13 La frugalidad, además de ser un prerrequisito, como señala Papaioannou (2003, p. 700), para la existencia de una edad de oro, es la clave para entender que verdaderamente Evandro propicia también los tiempos áureos en su reino.14

1.1. Definiciones de pobreza y de amor habendi

Existen dos formas de designar en latín la pobreza: paupertas y egestas. En el Oxford Latin Dictionary (en adelante, OLD) se define paupertas en su primera acepción como “poverty, poor circumstances” (Glare, 1968, p. 1314) y egestas en su primera acepción como “extreme poverty or need, destitution” (1968, p. 594). Según Eden, la primera palabra se refiere a “respectable ‘humble circumstances’ (a much advertised virtue of the early Republic)” y la segunda “squalid ‘poverty’” (1975, p. 58).15 El concepto de egestas aparece en Geórgicas y en Eneida. En el primer libro de Geórgicas, cuando ocurre la pérdida de la edad de oro, se explica: labor omnia vincit / improbus et duris urgens in rebus egestas (G. 1.145-146, “el trabajo ímprobo y la miseria que apremia en las duras circunstancias vencieron todas las cosas”).16 En el libro 1 Eneas le explica a Dido que, a causa de la tormenta en el mar, no poseen nada porque están “privados de todas las cosas” (Aen. 1.599, omnium egenos). Aquí se encuentra egenus, un adjetivo proveniente de la misma raíz que el sustantivo egestas. Se corrobora que posee una significación negativa, dado que se utiliza en un momento crítico, luego del naufragio de Eneas y su tripulación, e implica una privación.17 En el libro 6, entre otros males que asolan a la humanidad tales como las Enfermedades, la Vejez, el Hambre y el Miedo, aparece personificada en el inframundo turpis Egestas (Aen. 6.276, la horrenda Miseria). Como veremos en el desarrollo del trabajo, esa pobreza extrema no se practica en Palanteo, ya que el concepto que define el ideal del reino de Evandro es paupertas y no egestas.18

En cuanto a la avaricia o codicia, la terminología utilizada en la obra es amor habendi, que, como ya dijimos, figura en el mito de las edades (Aen. 8.327), pero también tiene lugar en Geórgicas (4.177) para referirse a la comunidad ideal de las abejas. Cabe aclarar que en esta obra no posee una connotación negativa, ya que, según Mynors (1990, p. 281), en las abejas amor habendi es un deseo innato, el llamado del deber.19 No obstante, es necesario recordar que en Geórgicas el tema de la pobreza y la oposición al lujo oriental tienen relevancia. En G. 2.495-512 se explica que solo los campesinos que se alejan de las tentaciones que se acumulan en las ciudades serán capaces de reconstruir una edad de oro agrícola en Italia. Así evitan compadecerse del pobre o envidiar al rico – neque ille / aut doluit miserans inopem aut inuidit habenti (G. 2.498-499, “y aquel, apiadándose, no se compadeció del pobre ni envidió al que tiene”) –, caer en el lujo oriental – hic petit excidiis urbem miserosque penatis, / ut gemma bibat et Sarrano dormiat ostro (G. 2.505-506, “este busca la ciudad y los miserables penates para destruirlos, para beber en vaso de piedra preciosa o dormir sobre el púrpura de Tiro”) – o acumular riquezas – condit opes alius defossoque incubat auro (G. 2.507, “otro entierra las riquezas y se acuesta sobre el oro enterrado”)–.20

Eneas, por su parte, no desconocería esta situación, ya que recibió en libros anteriores advertencias contra el mal que conlleva la codicia. Venus en el libro 1 le cuenta a Eneas, cuando llega a Cartago, la historia de Dido y cómo Pigmalión, su hermano, asesina a Siqueo, quien era su esposo, porque estaba “ciego por el deseo del oro” (Aen. 1.349, auri caecus amore). Sin embargo, ella le roba el oro a su hermano y con eso funda una nueva y lujosa ciudad.21 Más adelante en el libro 3, cuando él en persona cuenta la desgraciada historia de Polidoro, la codicia, motivo explícito de la muerte de su compañero en manos de Poliméstor, es despreciada: quid non mortalia pectora cogis, / auri sacra fames! (Aen. 3.56-57, “¡a qué no empujas a los pechos mortales, oh execrable sed de oro!”). En su recorrido por el inframundo, la Sibila le informa sobre las acciones que reciben su castigo en el Tártaro y, entre ellas, se encuentra la codicia: aut qui divitiis soli incubuere repertis / nec partem posuere suis (quae maxima turba est) (Aen. 6.610-611, “o quienes se recostaron solos sobre las riquezas adquiridas y no ofrecieron una parte a los suyos (esta turba es la más grande)”) y vendidit hic auro patriam dominumque potentem / imposuit; fixit leges pretio atque refixit (Aen. 6.621-622, “este vendió por oro su patria e impuso un señor poderoso; hizo y rehizo leyes por un precio”).22 Estas referencias, por lo tanto, allanan el camino para que el encuentro con Evandro y la visión de su humildad sean aceptados positivamente.

2. Pauper Evander

Por mandato del río Tíber, Eneas se dirige a los reinos de Evandro para buscar ayuda en la guerra. Evandro es un rey griego exiliado de Arcadia, que habita suelo itálico23 y posee formas de actuar que se condicen con un accionar romano.24 Cuando los troyanos llegan a través del río a Palanteo, se narra:

sol medium caeli conscenderat igneus orbem

cum muros arcemque procul ac rara domorum

tecta vident, quae nunc Romana potentia caelo

aequavit, tum res inopes Euandrus habebat. (Aen. 8.97-100)

El ígneo sol había ascendido hasta el medio del orbe del cielo, cuando ven a lo lejos los muros y la fortaleza y los esparcidos techos de las casas, que ahora el poder romano igualó con el cielo, entonces Evandro tenía pobres posesiones.

Es el mediodía (Aen. 8.97) y lo primero que ven de la ciudad son sus muros (Aen. 8.98), la fortaleza (Aen. 8.98) y los techos de sus casas (Aen. 8.98-99). Las casas no están organizadas en calles o barrios25 y el lugar sería más parecido a una zona agrícola.26 Por lo tanto, la disposición de las casas contrastaría con la urbanización de la época de Virgilio. Luego, se contrapone de manera explícita esta antigua ciudad con la Roma actual (Aen. 8.99-100): el pasado pobre del lugar se opone a la grandeza del presente mediante el uso de los adverbios nunc y tum. El poder romano (Aen. 8.99) hizo que tanto los muros como la fortaleza y los techos del pasado tuvieran en el presente una dimensión hiperbólica igual al cielo.27 Aquí encontramos la primera referencia a la pobreza de Evandro al decir que poseía res inopes (Aen. 8.100).

Los troyanos arriban a la ciudad en el momento en que se ofician los ritos en honor a Hércules. Entre los que participan se encuentra Palante, el hijo de Evandro, que es quien después los conducirá ante el rey. Pero antes el narrador nos indica quiénes forman parte del ritual:

Pallas huic filius una,

una omnes iuvenum primi pauperque senatus

tura dabant, tepidusque cruor fumabat ad aras. (Aen. 8.104-106)

Su hijo, Palante, a la vez, todos los más importantes de los jóvenes juntamente y un pobre senado daban inciensos y la sangre tibia se evaporaba junto a los altares.

Quienes participan del ritual son los jóvenes destacados (Aen. 8.105) y el senado (Aen. 8.105), muy probablemente compuesto de ancianos,28 que es caracterizado como pauper (Aen. 8.105).29 Aunque el elemento de comparación se encuentre implícito, se trata de otra ocasión en la que se enfatiza la pobreza del tiempo primigenio para contraponerla al presente: el senado de ese momento era pobre, mientras que el de los tiempos de Virgilio, opulento o más grande.

Palante abandona su parte en los sacrificios y, al llegar los troyanos, les pide información acerca de su linaje y de los motivos de su venida. Una vez respondidas las preguntas, los recibe como huéspedes y los lleva ante su padre, Evandro. Ya establecida la alianza entre Eneas y el rey, retoman el banquete interrumpido:

Haec ubi dicta, dapes iubet et sublata reponi

pocula gramineoque viros locat ipse sedili,

praecipuumque toro et villosi pelle leonis

accipit Aenean solioque invitat acerno. (Aen. 8.175-178)

Cuando dijo estas cosas, ordena que los banquetes y las copas que habían sido levantadas se repongan y ubica él mismo a los varones en el asiento de pasto y recibe a Eneas como el más importante con un almohadón y una piel de león peludo y [lo] invita a un trono de arce.

La frugalidad no impide cumplir con las debidas atenciones para con un huésped. Se renueva el banquete y Evandro en persona ubica a los invitados en sus asientos (Aen. 8.175-178).30 La paupertas se escenifica en el tipo de asiento:31 los compañeros de Eneas son colocados en el pasto (Aen. 8.176) y él es privilegiado con un trono de arce sobre el que se ubica un almohadón y una piel de león (Aen. 8.177-178).32

Concluido el rito, recorren la ciudad. Después de contarle cómo llegó Saturno al Lacio, Evandro le explica la etiología del lugar y el pasado con el presente en boca del narrador se vuelven a cruzar: hinc ad Tarpeiam sedem et Capitolia ducit / aurea nunc, olim silvestribus horrida dumis (Aen. 8.347-348, “luego [los] conduce hacia el sitio de Tarpeya y hacia el Capitolio ahora de oro, en ese entonces rústico por silvestres zarzas”). A la mitad exacta del recorrido,33 figura la roca Tarpeya. Desde allí eran arrojados los traidores para que murieran.34 El origen de su nombre se remota a la leyenda de Tarpeya: cuando los sabinos bajo las órdenes de Tito Tacio sitian la fortaleza romana, Tarpeya traiciona a Rómulo y a su pueblo y les revela a los enemigos la entrada al Capitolio a cambio de una recompensa, obtener lo que ellos llevaban en el brazo izquierdo. Sea que se trate del escudo o de los adornos de oro, la joven muere aplastada a causa del peso.35

Fratantuono y Alden Smith sostienen acertadamente que cuando Virgilio habla de Capitolia aurea (Aen. 8.347-348)36 no solo se está refiriendo al oro que recibió Tarpeya en pago, sino también se está refiriendo a amor habendi (Aen. 8.327), lo que contribuyó a la caída de la edad de oro de Saturno (2018, p. 452). La imagen del Capitolio de oro, entonces, remitiría a dos mitos, el de la joven que traiciona a Rómulo y el de la pérdida del tiempo primigenio e ideal. Por lo tanto, Tarpeya es también el antimodelo de Evandro, quien se opone con su pobreza a la idea de codicia. A través de los adverbios nunc (Aen. 8.347) y olim (Aen. 8.347)37 se contraponen los dos tiempos, el pasado y el presente que conviven en un mismo espacio:38 la comparación del Capitolio romano con las zarzas es otra forma de exhibir la rusticidad del lugar.

Después del recorrido se dirigen a la casa de Evandro:

talibus inter se dictis ad tecta subibant

pauperis Euandri, passimque armenta videbant

Romanoque foro et lautis mugire Carinis. (Aen. 8.359-361)

Luego de conversar, entraban en las moradas del pobre Evandro y por todas partes veían que los rebaños mugían en el foro romano y en las Carinas suntuosas.

Aquí Evandro es directamente llamado “pobre” (Aen. 8.360). El pasado austero y el presente lujoso se encuentran otra vez: hay rebaños donde estarán el foro romano y las Carinas suntuosas (Aen. 8.360-361). Estas últimas se encontraban al oeste del monte Esquilino (Williams, [1973] 1992, p. 251) y era una zona muy requerida por las clases acomodadas en la época de Augusto. Pompeyo y Antonio tuvieron sus casas allí.39 Por lo tanto, ambos lugares se escenifican como polos opuestos contrastados mediante los adjetivos pauper (Aen. 8.360) y lautus (Aen. 8.361).40 A continuación, tiene lugar el discurso directo de Evandro:

ut ventum ad sedes, «haec» inquit «limina victor

Alcides subiit, haec illum regia cepit.

aude, hospes, contemnere opes et te quoque dignum

finge deo, rebusque veni non asper egenis.» (Aen. 8.362-365)

Cuando se llegó hasta estos sitios, dice [Evandro]: ‘Alcides entró victorioso en estos umbrales, esta sede real lo capturó a aquel. Atrévete, oh huésped, a despreciar las riquezas y también vuélvete digno de un dios y ven gustoso hacia estas cosas humildes’.

El rey ahora le narra a Eneas la teoxenía que tuvo lugar en su casa, la estadía de Hércules,41 y a través de ella le recuerda no despreciar la vida de austeridad que ya entonces fue bien recibida. En contemnere opes (Aen. 8.364) y rebus non asper egenis (Aen. 8.365) se sintetiza toda la moral del reino de Evandro: despreciar la riqueza y reivindicar la pobreza. Luego entran en la casa de Evandro y tanto ella como su mobiliario son distinguidos como humildes:

dixit, et angusti subter fastigia tecti

ingentem Aenean duxit stratisque locavit

effultum foliis et pelle Libystidis ursae. (Aen. 8.366-368)

Dijo y condujo al grande Eneas bajo los techos de la humilde casa y lo hizo sentar en lechos de hojas y de piel de una osa de Libia.

Como en Aen. 8.176-178,42 la austeridad se refleja en que no hay una cama estrictamente hablando ni lujosos mantos sobre los que vaya a dormir el héroe, sino un lecho de hojas (Aen. 8.367-368, stratis foliis) y la piel de una osa (Aen. 8.368, pelle Libystidis ursae). El adjetivo angustus caracteriza la casa de Evandro (Aen. 8.366)43 y su tamaño contrasta rotundamente con la imagen de Eneas quien es distinguido con el adjetivo ingens (Aen. 8.367).44 La morada del rey arcadio se contrapone, asimismo, al palacio de Pico en Laurento que era “augusto” (Aen. 7.170, augustus), “enorme” (Aen. 7.170, ingens) y se alzaba sobre “cien columnas” (Aen. 7.170, centum columnis). Pareciera haber también un juego sonoro de oposiciones entre los adjetivos augustus y angustus.

Al amanecer del día siguiente se presenta otra ocasión para hablar de la casa en términos semejantes, pero con el adjetivo humilis (Aen. 8.455):

Haec pater Aeoliis properat dum Lemnius oris,

Euandrum ex humili tecto lux suscitat alma

et matutini volucrum sub culmine cantus. (Aen. 8.454-456)

Mientras el padre Vulcano había apresurado estas cosas en las costas eolias, la luz nutricia y los cantos matutinos de las aves sobre el techo levantan a Evandro de su humilde morada.

El locus amoenus se hace patente una vez más en la relación armoniosa entre la naturaleza y el hogar de Evandro: la luz del amanecer y el canto de las aves lo despiertan, lo cual contrasta, como bien señala Fordyce (1977, p. 256), con la escena anterior de la actividad nocturna de Vulcano.

Eneas y Evandro se encuentran y el rey le explica que, en realidad, sus fuerzas son escasas (Aen. 8.473) para ayudarlo:

«maxime Teucrorum ductor, quo sospite numquam

res equidem Troiae victas aut regna fatebor,

nobis ad belli auxilium pro nomine tanto

exiguae vires; hinc Tusco claudimur amni,

hinc Rutulus premit et murum circumsonat armis.

sed tibi ego ingentis populos opulentaque regnis

iungere castra paro, quam fors inopina salutem

ostentat: fatis huc te poscentibus adfers. (Aen. 8.470-477)

Oh máximo conductor de los teucros, estando tú a salvo, yo en persona nunca consideraré que los bienes de Troya o los reinos fueron vencidos, nosotros tenemos exiguas fuerzas para el auxilio de la guerra en favor de tanto nombre; de un lado somos encerrados por la corriente etrusca, de otro lado la estirpe de los rútulos [nos] oprime y el muro resuena alrededor por las armas. Pero para ti yo me dispongo a unir fuertes pueblos y campamentos ricos en fuerzas reales, un modo de salvación que la suerte muestra inesperada; hacia aquí te llegas demandándolo los hados.

Utiliza el adjetivo exiguus, otro reflejo de la pobreza, para caracterizar a sus tropas, pero le ofrece ingentis populos (Aen. 8.475) y opulenta regnis castra (Aen. 8.475-476).45 La contradicción entre exiguus y opulentus resulta aparente; el ejército ofrecido por Evandro está formado por etruscos,46 quienes colaborarán con Eneas, ya que, como se dice más adelante, se oponen a los rútulos por acoger al cruel Mecencio.

Termina el discurso de Evandro, se produce el signo de las armas en el cielo y, en consecuencia, el piadoso Eneas, intercambiadas unas palabras con el rey, cumple con los oficios necesarios para agradecer a los dioses:

Haec ubi dicta dedit, solio se tollit ab alto

et primum Herculeis sopitas ignibus aras

excitat, hesternumque larem parvosque penatis

laetus adit. (Aen. 8.541-544)

Cuando dijo estas cosas, se levanta desde lo alto del trono y primero despierta los altares adormecidos con fuegos hercúleos y se acerca contento al lar adorado el día anterior y a los pequeños penates.

Se determina aquí el tamaño de los penates a través del adjetivo parvus (Aen. 8.543).47

Por último, el adjetivo parvus se repetirá unos versos más adelante para describir la ciudad: Fama volat parvam subito vulgata per urbem / ocius ire equites Tyrrheni ad limina regis (Aen. 8.554-555, “la fama vuela a través de la pequeña ciudad, propagada súbitamente, que los jinetes van más rápidamente hasta los umbrales del rey tirreno”).

3. Conclusiones

La estadía de Eneas en la ciudad de Palanteo es fundamental para la construcción del personaje. El jefe troyano, ya avisado de los valores negativos que conlleva la codicia en los libros 1, 3 y 6, descubre en el reino de Evandro que la pobreza debe ser apreciada y practicada para lograr ser un buen gobernante. Pero el rechazo de la codicia y la alabanza de la austeridad ya se encontraba presente en el libro 2 de Geórgicas, como hemos informado al inicio de este trabajo. En ambos casos, en Geórgicas y en Eneida, la alabanza de la pobreza se opone al lujo y exceso oriental; así Virgilio despliega el mismo ideal en la comunidad agrícola de Geórgicas y en la comunidad política de Eneida. Eneas, al conocer y adquirir los valores de la austeridad, se aleja paulatinamente de lo frigio y oriental, para convertirse en occidental.

En Eneida tanto Saturno, como Latino, Evandro y Augusto poseen una edad de oro. Como hemos demostrado, la caracterización del reino de Evandro y del propio rey, contraria a Tarpeya, sostiene un desprecio del amor habendi y produce a través de la valoración de la austeridad una edad de oro en Palanteo. Los adjetivos inops (Aen. 8.100), pauper (Aen. 8.105, 360), egenus (Aen. 8.365), angustus (Aen. 8.366), humilis (Aen. 8.455), exiguus (Aen. 8.473) y parvus (Aen. 8.543, 554) evidencian la humildad del reino en cuanto a las personas y al espacio que habitan. Asimismo, los asientos fueron también motivo de foco: gramineo sedili (Aen. 8.176), toro et viollosi pelle leonis (Aen. 8.177), solio acerno (Aen. 8.178), stratis foliis et pelle Libystidis ursae (Aen. 8.367-368) muestran que lo rústico y natural es más adecuado para conservar este valor.

Mientras que el amor habendi provocó la corrupción de la edad de oro, Evandro, al ser pobre, creemos que evoca y restaura no sólo esa primera estirpe nacida de los troncos y el duro roble, sino también aquella ya gobernada por el dios Saturno, quien llegó desterrado, como el rey arcadio, al Lacio.

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*Chiara Grimozzi es Profesora y Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Desde el año 2022 se ha desempeñado como Ayudante en la asignatura Latín I en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP (FaHCE-UNLP). Actualmente, se encuentra realizando el Doctorado en Letras (FaHCE-UNLP) sobre Metamorfosis de Ovidio con una Beca Doctoral (2023-2028) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Es autora de los artículos “El retorno legislado de la edad de oro en Eneida a través de la agricultura y la paz. Redeunt Saturnia regna” (Argos 46, 2021) y “Contentus vivere parvo. Tiempos de vida sencilla en la elegía I, 1 de Tibulo” (Auster 28, 2023).


  1. El presente artículo fue producto de un Seminario de Posgrado sobre el libro 8 de Eneida, titulado “Pasado mítico y futuro profético en Eneida 8”, dictado por la Dra. María Emilia Cairo durante el primer cuatrimestre del año 2023 en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y posteriormente fue presentado como ponencia en el “II Coloquio para Jóvenes Investigadores sobre Antigüedad Clásica, Tardoantigüedad y Edad Media” que tuvo lugar en la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba (UNC), el día 28 de junio de 2024. Agradecemos a la Dra. María Emilia Cairo y al Dr. Pablo Martínez Astorino por sus valiosos comentarios sobre el tema. Asimismo, expresamos nuestro agradecimiento a los evaluadores anónimos de la revista Cuadernos de Literatura. Revista de Estudios Lingüísticos y Literarios por sus valiosas observaciones.↩︎

  2. Hemos abordado el tema de la edad de oro en nuestra tesina de grado, “La edad de oro en Virgilio y Ovidio (Églogas, Geórgicas, Eneida y Metamorfosis)” (Grimozzi, 2022). Saturno posee una edad de oro legislada mediante la imposición de la agricultura, Latino y su estirpe seguirán con la edad de oro, una vez heredados los valores de Saturno, pero a su modo, y Augusto, en cambio, cuando ya se estableció el cultivo del campo, deberá promover la piedad con leyes y, mediante la guerra, conseguir la paz para los pueblos; así los tiempos áureos retornarán durante el principado. Lo que caracteriza la edad de oro presentada en Eneida es, por lo tanto, la idea de un gobernante cuyas capacidades lograrán la aparición de los tiempos dorados.↩︎

  3. Según Papaioannou, las instituciones y valores celebrados en Palanteo coinciden con los ideales tradicionales de la moralidad e ideología romanas: frugalitas, pietas y labor (2003, p. 701).↩︎

  4. Vid. Bacon (1939, p. 97).↩︎

  5. Vid. Williams ([1973]1992, p. 228).↩︎

  6. Vid. Gransden (1976, p. 24).↩︎

  7. Vid. Jenkyns (1998, p. 518).↩︎

  8. Vid. Fratantuono y Alden Smith (2018, p. 6).↩︎

  9. Vid. Quint (2018, p. 115).↩︎

  10. Vid. Bacon (1939, p. 97). Otis observa también que el libro 8 identifica a Eneas con el pasado y el futuro romanos y con la significación social de Roma como opositora de toda la violencia que amenaza la paz ([1964]1995, p. 318-319). Para una estructura de este libro, vid. Otis ([1964] 1995, p. 330).↩︎

  11. Utilizamos de aquí en adelante para Eneida la edición de Mynors (1969). Las traducciones nos pertenecen.↩︎

  12. Conforme han observado los críticos y comentaristas, los modelos en los que se basa Virgilio para referirse a la humildad de este rey son varios: Eumeo en Odisea, Molorco en Victoria Berenices, y Teseo y la anciana pobre en Hecale de Calímaco. Vid. Gransden (1976, p. 26); Marinčič (2002, p. 159). Marinčič indica también que la humildad de la Arcadia de Evandro es un caso de realismo alejandrino que es exaltado dentro de la virtud estoica (2002, p. 159). Jenkyns (1998, p. 516) añade como antecedente homérico a Néstor. Sobre esto último, vid. O’Hara (2018, p. 13). Para una distinción importante entre Evandro y Néstor, vid. Quint (2018, p. 136).↩︎

  13. Se podría entender que estamos ante una edad de oro activa, semejante a la que Platón ofrece en Cratilo (398 a-b).↩︎

  14. En Papaioannou (2003, p. 700) se realiza un sumario de una gran parte de las citas con referencias a la pobreza que serán aquí estudiadas. Sin embargo, hemos ampliado el corpus con otros episodios del mismo libro (Aen. 8.175-178, 327, 347-348, 362-365), otros de libros anteriores (Aen. 1.349, 599, 3.56-57, 6.276, 610-611, 621-622) y otros de Geórgicas (1.145-146, 2.498-499, 505-506, 507). Esta crítica postula la posibilidad de una edad de oro, pero no lo afirma como algo verdadero, sino como potencial: “The tour of Pallanteum then enhances the understanding of Evander’s importance in the Aeneid. Aeneas collects information on the origins of Latium and Rome, and is instructed in the ideal of frugality, which underlines the structure of Evander’s community, and manifests itself as prerequisite for the existence of a ‘golden age’ –whether in Pallanteum, Aeneas’ Rome or Augustus’ Rome” (Papaioannou, 2003, p. 700).↩︎

  15. Vid., al respecto, Fratantuono y Alden Smith (2018, p. 463).↩︎

  16. Para Geórgicas seguimos la edición de Mynors ([1969] 1990).↩︎

  17. No obstante, el significado del adjetivo egenus no es siempre negativo. El sintagma con el que Evandro define su austeridad, rebus egenis (Aen. 8.365), no comportará, como veremos más adelante, una connotación negativa, sino que resaltará su humildad. En el OLD se explica, al respecto, que cuando egenus está utilizado como adjetivo pleno significa “in straitened circumstances”, pero, cuando está utilizado en relación con un sustantivo en caso ablativo o genitivo, como ocurre en Aen. 1.599, significa “destitute or deprived of” (Glare, 1968, p. 594).↩︎

  18. Morley también afirma la existencia de dos tipos de pobreza en Roma: “one kind of poverty, the specifically rural poverty of the peasant yeoman, was idealized and the virtues associated with working a 4-iugera farm like Cincinnatus were assimilated to the landowning class, while urban poverty was pathologised, associated with rebellion, crime and disease” (2006, p. 35). Woolf indica que no hubo ningún discurso unificado de la pobreza en Roma (2006, p. 86) y que, en realidad, la pobreza parece haber sido menos central, un tópico generalmente evocado solo al pasar (2006, p. 87). Aunque aceptamos que se trate de un tópico, no nos parece correcto considerarlo como algo menor; pareciera haber un énfasis en Virgilio y otros escritores, como Horacio o Tibulo, en resaltar la pobreza como una virtud, es decir, un valor positivo y deseable. No obstante, dado que ese estudio excede los límites de este trabajo, solamente dejamos aquí planteado el problema. Sobre este tema, vid. Martínez Astorino (2020) quien analiza el tema de la pobreza en Horacio y compara la segunda oda romana con el segundo libro de Geórgicas y con Eneida 8.97 y sobre Tibulo, en especial, la pobreza en la elegía 1.1, vid. Grimozzi (2023).↩︎

  19. Para Mynors (1990, p. 281), “poets, who rarely have much themselves, are agreed that the ‘love of having’ is a very bad thing: A. 8.327, Hor. Ep. I.7.85, Ovid ars 3.541, met. 1.131, fasti 1.195”. En Fastos estará asociada la frase, como en Eneida, también a la degradación de la edad de oro, pero sorpresivamente a causa de Saturno y su codicia. Se podría entender entonces que hay una diferencia entre el comportamiento humano y el animal; mientras que en el humano no está bien visto dejarse llevar por este impulso, en las abejas el deseo de tener es instintivo y no comporta un acto de codicia. Por el contrario, según Allen (2010), postura con la que no estamos de acuerdo, amor habendi en Geórgicas es una corrupción del texto y se debe reemplazar por el sintagma amor edendi, proveniente de otra escena de la visita a Evandro (Aen. 8.184).↩︎

  20. Sobre G. 2.499, Mynors explica que “V. does not make his countryman superior to pity and envy because he is a good Stoic or because (…) he knows that poverty is really a blessing” ([1969] 1990, p. 170). En la Égloga 4 se podría leer también una referencia al alejamiento paulatino de la acumulación de riquezas: nec nautica pinus / mutabit merces (Ecl. 4.38-39, “y el pino náutico no intercambiará mercancías”). Para la Égloga 4 seguimos la edición de Mynors (1969).↩︎

  21. Como a Dido en la obra, i. e. rodeados por el lujo y exceso de Oriente, se representan negativamente Marco Antonio y Cleopatra en el escudo entregado por Vulcano a Eneas. Vid. Aen. 8.685-713. En relación inversa, el orientalismo del que Eneas y los suyos son acusados, en cuanto a sus ropas y costumbres, por Iarbas (Aen. 4.198-218) y Numano Rémulo (Aen. 9.598-620) se diluye paulatinamente en la obra. Iarbas se dirige al dios y se queja de que Dido no acepta el compromiso con él, pero sí con el “afeminado” Eneas. Júpiter presta atención y ordena que Mercurio visite al caudillo troyano. Cuando lo encuentra, lo ve vestido con los opulentos regalos de Dido (Aen. 4.260-264). Por el contrario, Numano Rémulo habla frente a los troyanos, pero no aparecen estos últimos vestidos como frigios u orientales. A continuación, Ascanio le ruega al dios y, gracias a su asentimiento, mata a Numano Rémulo. El hecho de que en el primer discurso haya una escena que confirme la acusación que se les hace a los troyanos, i. e. Aen. 4.260-264, hace pensar a Nelsestuen que algo cambió del primero al segundo: “the situation of Aeneas and the Trojans in Aen. 9 has fundamentally changed in that they have undergone a process of ‘de-orientalizing’ over the course of the intervening time” (2016, p. 93). Y cita en la nota al pie 50 a Galinsky (1996) quien destaca la importancia de Evandro en ello. Vid. Nelsestuen (2016, p. 93). Galinsky (1996, p. 251) explica que “The eastern prince Aeneas, therefore, is divested by Vergil not only of his riches, Troia gaza (1.119) –the same word used by Horace in his otium Ode (2.16.9)– in the shipwreck and inured to the simplicity of Italian life by King Evander, but he is actually cast as a native son returning to Italy because Dardanus, one of his ancestors, originally went from there to Troy (7.240; 8.134)”. Por consiguiente, podemos afirmar que es esencial para “desorientalización” de Eneas que él en persona visite al rey arcadio y adopte los valores occidentales. Para un análisis pormenorizado del discurso de Numano Rémulo, vid. Horsfall (1971); Nelsestuen (2016). Acerca de la vestimenta en Eneida, vid. Bender (2001).↩︎

  22. Mynors afirma sobre Aen. 6.621-622 que el pasaje remite a la figura de Marco Antonio, por lo que también sería válido leer el mismo referente en G. 2.506. Además, relaciona el pasaje de Aen. 6.610 con G. 2.507. Vid. Mynors ([1969] 1990, p. 172).↩︎

  23. Papaioannou destaca en su artículo el énfasis dado a Evandro en Eneida 8 por su origen griego y propone la idea de que a través de esto Virgilio celebra la contribución del exilio griego en Roma (2003, p. 618). Además, sostiene que este rey, aunque de origen griego, no participó en la Guerra de Troya ni le evoca dolorosos recuerdos a Eneas y, como fundador de la primigenia Roma, es la persona más adecuada para introducir a Eneas en el espacio y las instituciones que rodean el sitio que se convertirá en la capital de la nación romana (2003, p. 680).↩︎

  24. Esto no debe sorprendernos, ya que, según Gruen, “mixed ancestry, in fact, was part of the Roman image from its inception. Instead of an embarrassment, it served as source of pride” (2006, p. 460). Freudenburg (2017) informa que la vestimenta de Evandro encarna las diversas culturas semejando la adopción romana y el protocolo del encuentro a mitad de camino llevado a cabo por Eneas corresponde también a una forma de tratamiento romano de la gente de mayor jerarquía social. Vid. Freudenburg (2017, p. 219). Sobre la vestimenta de Evandro y, en especial, la túnica de una piel de leopardo que viste, tal como figura en Aen. 8.457-460, Bender explica que “he is dressed in the garment of the Roman people who will eventually take over and inhabit the hill. The tunic characterizes the simplicity and moral sternness of the Romans-to-be” (2001, p. 148). Por lo tanto, en las vestiduras de Evandro también se reflejan los valores occidentales, en contraposición a los orientales que portan Eneas y los suyos.↩︎

  25. Vid. Eden (1975, p. 54).↩︎

  26. Vid. Fratantuono y Alden Smith (2018, p. 218).↩︎

  27. Gransden opina que este tipo de hipérboles son características de las descripciones en alabanza de ciudades y construcciones, un tópico estándar de la literatura epideíctica (1976, p. 95).↩︎

  28. Vid. Fratantuono y Alden Smith (2018, p. 228).↩︎

  29. Los comentaristas discuten si considerar o no lo que dice Servio: i. e. que Virgilio utiliza ese adjetivo para informar que son pocos en número. Vid. Eden (1975, p. 58); Williams ([1973]1992, p. 236). Sea como fuere, la introducción del senado romano es un anacronismo. Vid. Fratantuono y Alden Smith (2018, p. 228).↩︎

  30. Este hecho, según Fratantuono y Alden Smith, los honra, ya que no lo hace a través de un intermediario (2018, p. 298).↩︎

  31. En los versos siguientes 179-183 se explicita la abundancia de comida. Por motivos de espacio no los analizaremos en profundidad. En la continuación del rito y el banquete con una mesa de postres (Aen. 8.283-284) sucederá lo mismo, i. e. que la pobreza no implica falta de comida ni falta de ofrendas. Completamente opuesta es la descripción de los asientos áureos de Dido hacia el final del primer libro de Eneida (1.695-708). Allí la reina ofrece un banquete en donde se exhibe la riqueza y el lujo que la rodean a través del mobiliario y la cantidad de sirvientes.↩︎

  32. A esta última Eden la relaciona con la vestimenta de Hércules (1975, p. 71) y, para Gransden, tipifica los muebles simples de un rey pastoral (1976, p. 103). Quint señala oportunamente que “Virgil’s Book 8 is distinguished for its animal pelts, indicating the still relatively backward state of Evander’s Italy” (2018, p. 137). Además, hay que recordar que Eneas, al salir de Troya, antes de cargar sobre sus hombros a Anquises y llevar de su mano a Ascanio, se cubre con una piel de león (Aen. 2.722, pelle leonis), hecho que permite vincular estrechamente esta escena de valores romanos tan importantes con la del banquete de Evandro (Aen. 8.177).↩︎

  33. Vid. Fratantuono y Alden Smith (2018, p. 451).↩︎

  34. Vid. Gransden (1976, p. 130).↩︎

  35. Vid. Pauly, Wissowa, Kroll y Mittelhaus (1932, p. 2332-2341).↩︎

  36. Hay que recordar también que para la época de Virgilio la referencia directa de Capitolia aurea (Aen. 8.347-348) era el templo republicano consagrado a Júpiter Capitolino que tenía el techo de oro y había sido restaurado por Augusto (Gransden, 1976, p. 130).↩︎

  37. O’Hara, citando a Zetzel (1994), dice que olim debe literalmente referirse desde la perspectiva de Virgilio al pasado, pero puede evocar un posible futuro en el que el Capitolio será rústico otra vez (2018, p. 67).↩︎

  38. Evandro, al realizar el ritual dedicado a Hércules, al contar las historias del lugar (cómo Hércules venció a Caco, cómo Saturno gobernó allí una edad de oro, etc.) y al nombrar el espacio de Palanteo, futura Roma, configura a través de sus acciones lo que Cancik (1985-1986) y Bendlin (2013) llaman el paisaje sagrado. Vid. Cancik (1985-1986, p. 253); Bendlin (2013, p. 467). Pero, al mismo tiempo, Roma también es una “ciudad palimpsesto”, como afirma Jenkyns (2014, p. 15), donde el pasado y el presente se mezclan.↩︎

  39. Vid. Eden (1975, p. 115); Fratantuono y Alden Smith (2018, p. 464).↩︎

  40. Vid. Fordyce (1977, p. 245-246).↩︎

  41. Ha sido motivo de discusión de los comentaristas a quién se refiere deo en Aen. 8.365, si al cielo, a Júpiter, a Hércules o a Saturno. Vid. Williams ([1973] 1992, p. 252); Fordyce (1977, p. 246); Fratantuono y Alden Smith (2018, p. 468). Asimismo, estos versos nos remiten al final de la Égloga 4: incipe, parve puer: qui non risere parenti, / nec deus hunc mensa, dea nec dignata cubili est (Ecl. 4.62-63, “comienza, oh pequeño niño: quienes no han sonreído a su madre, ni un dios lo ha juzgado digno de su mesa, ni una diosa de su lecho”).↩︎

  42. En cuanto a la correspondencia entre los dos episodios, Fratantuono y Alden Smith aportan la idea de que se trata de un cierre en anillo (2018, p. 470).↩︎

  43. Sobre el adjetivo angustus, Gransden opina que se trata de un juego de palabras con el nombre de Augusto (1976, p. 133) y O’Hara añade que esto produce un contraste entre la pobreza de Evandro y la riqueza del princeps (2018, p. 69). Un gran problema para los críticos fue la ubicación exacta de la casa del rey arcadio. Vid. Bacon (1939, p. 101); Rees (1996, p. 584).↩︎

  44. Vid. Fordyce (1977, p. 247); Fratantuono y Alden Smith (2018, p. 469-470). Cuando Eneas en el inframundo sube a la barca que no estaba preparada para su peso, se lo llamaba también ingens (Aen. 6.413). Vid. Gransden (1976, p. 133); Fratantuono y Alden Smith (2018, p. 470). Asimismo, los troyanos, al arribar al Lacio, habían sido identificados con este epíteto (Aen. 7.167).↩︎

  45. El adjetivo exiguus refiere dentro del discurso de Iarbas a la ciudad de Dido (Aen. 4.211-212, urbem exiguam). Sin embargo, en aquella ocasión únicamente describía el tamaño; no tenía relación alguna con el tema de la pobreza, sino con la condición que se le impuso para su fundación, tal como aparece en Aen. 1.365-368. Además, Cartago es una ciudad en crecimiento y con una cantidad de población superior a la de Palanteo. Vid. Aen. 1.421ss.↩︎

  46. Vid. Papaioannou (2003, p. 700); Fratantuono y Alden Smith( 2018, p. 548).↩︎

  47. Según Fratantuono y Alden Smith, la pequeñez (Aen. 8.453, parvos) resalta la humildad de la morada de Evandro y la fragilidad de toda la empresa (2018, p. 593). En cuanto a la relación material-tamaño, Fordyce indica que se trata de simples ídolos de madera o de barro (1977, p. 263).↩︎