Introducción al Dossier

Visualidad, artes y comunicación en la era contemporánea. Cartografía de prácticas de investigación y experimentación situadas1

Cleopatra Barrios,2 Alejandra Reyero3 y Gonzalo Zubia4

En un artículo publicado en la revista Zigurat en 2004, titulado “Comunicar, construir, producir”, el ensayista y crítico cultural Alejandro Kaufman reflexionaba acerca de cuál es el “objeto” de los estudios de comunicación. Al respecto, señala:

A diferencia de todos los demás estudios universitarios mencionados, las carreras de comunicación, al menos entre nosotros, contienen importantes segmentos conocidos como talleres en los que se producen ‘objetos comunicacionales’ […] Estos productos no consisten en el resultado de la ‘aplicación’ de eventuales conocimientos teóricos, sino en una producción, una creación que reconoce como singularidad la concurrencia de desarrollos tecnológicos y estéticos. (Kaufman, 2004, p. 32)

El punto de argumentación que sostiene es que una singularidad distintiva de los estudios de comunicación respecto de las ciencias sociales precedentes –y concurrentes en la conformación como campo de conocimiento emergente– es el aspecto creativo de las ciencias de la comunicación: no sólo se trata del estudio de determinados fenómenos sociales, de acuerdo con las ciencias sociales más clásicas, sino también –o más bien– de la producción de los mismos, dimensión esta que atañe las condiciones de enunciación, a la reflexión sobre los lenguajes, a la estética y a las técnicas de comunicación (en el fondo de este planteo resuenan los ecos nietzscheanos de la versión del ensayo de Adorno (2003, p. 13): “La interpretación no puede extraer nada que la interpretación no haya al mismo tiempo introducido”). Por ello, concluye Kaufman, las ciencias de la comunicación formulan prácticas de investigación más cercanas a la arquitectura, las artes o el cine, en cuanto a sus modalidades de producción creativa.

Esa familiaridad de lo comunicacional con los campos de producción artística es una zona de interés para quienes concurrimos en este dossier, que tiene como fundamento inicial las tareas de docencia e investigación en carreras de arte y comunicación, pero va más allá. A partir de 2019, desde la Universidad Nacional del Nordeste, en articulación con otras universidades nacionales y extranjeras, organizamos anualmente el Seminario de Actualización en Cultura Visual: mapa de debates y experiencias de reflexión situadas que reúne a docentes-investigadores, artistas, gestores y críticos culturales, estudiantes, equipos de cátedras, laboratorios e institutos afines al ámbito de la producción y los estudios de lo visual. El espacio se constituyó como una plataforma de intercambio y experimentación y, fundamentalmente, como un espacio de diálogo creativo5.

En primer lugar, el seminario promueve una revisión crítica del mapa de los debates, las teorías y los problemas que atañen a este campo de estudio particularmente dinamizado por el giro pictorial de los años noventa y la transformación de la sociabilidad en la era digital atravesada por las imágenes y las pantallas (Mirzoeff, 2003; Fontcuberta, 2016). En segundo lugar, el espacio propone cartografiar experiencias de reflexión sobre el lugar que adquiere la imagen “entre” las artes, los medios y la vida cotidiana. Las problematizaciones se orientan a atender las dinámicas interdisciplinares que desdibujaron los límites de estos ámbitos y que, en el mismo sentido, buscan comprender a la imagen inserta en el “complejo juego entre la visualidad, los aparatos, las instituciones, los discursos, los cuerpos y la figuralidad” (Mitchell, 2009, p. 23).

Uno de los ejes de discusión que sostenemos desde este encuentro, y otros que se articulan en nuestras trayectorias compartidas, es la interrogación por la experiencia visual desde los contextos de producción, circulación y expectación; cómo desde los lugares donde la mirada, las imágenes en el cruce con las palabras, configuran construcciones simbólicas, prácticas de ver y mostrar, pero también de visibilizar e invisibilizar (Guasch, 2003; Mitchell, 2003). La reflexión en torno a la experiencia visual se presenta irreductible a un modelo ocularcéntrico, técnico, formal o textualista de “lectura” de las imágenes (Bal, 2005; Mitchell, 2009). Implica más bien, tal y como postula Rossana Reguillo (2008, p. 2), atender “la mirada que mira y las consecuencias (sociopolíticas) de esa mirada sobre lo que es mirado”.

En ese sentido, la discusión de lo visual en el marco de las formaciones históricas y las instituciones modelizadoras de la mirada repone insistentemente la pregunta por las relaciones de poder. Y, por ende, nos conduce a registrar, analizar y también a producir desde la combinatoria de los lenguajes de las artes ejercicios de “contramirada” y gestos visuales decoloniales que buscan cuestionar las lógicas de orden visual dominante (Mirzoeff, 2011; Reyero y Navas, 2021). En este marco, el campo de lo visual afirma su posición estratégica en la configuración de la sensibilidad social y de la batalla cultural (Martin-Barbero, 2017).

De allí, otro de los ejes de los intercambios que sostenemos: la inquietud por las formas de constitución de conocimiento vinculada a la experimentación de los lenguajes. Esto es: en cómo la construcción de determinadas escenas, a través de determinados montajes lúdicos y creativos, producen interpretaciones originales de los fenómenos sociales. Los producen en tanto nuevos acontecimientos. Esta perspectiva en la que coincidimos, en la que concurren los estudios de la cultura visual, las artes y la comunicación, indaga el campo sensitivo de la cultura. Y no sólo para describirlo, sino también para conmoverlo, para intervenirlo. Aquí nos hacemos eco de la necesidad de contemplar ciertos desplazamientos epistémicos que pongan en el centro de la cuestión la dimensión política de lo visual. En términos de Yepes (2004), esto implica plantear, en primer lugar, un viraje de la atención en los objetos a las prácticas visuales; en segundo lugar, un pasaje de la consideración predominante de la estética a lo social; y, por último, el desplazamiento del estudio de lo político a la intervención política.

Esta orientación que nos mancomuna, nos conduce a interrogarnos sobre las formas de investigación en torno y a partir de las imágenes. Acerca de cómo a través de las imágenes se configuran prácticas de investigación y producción de conocimiento. El fundamento aquí no es otro que el de Foucault cuando señala la relación entre acontecimiento y conocimiento en La verdad y las formas jurídicas (2001). Preguntarnos por cómo se constituye el conocimiento nos conduce a un extrañamiento sobre las formas de objetividad, neutralidad y enunciación –otra vez Nietzsche de fondo– y, con ello, a imaginarnos otras formas de conocer. De aquí nuestra inquietud por explorar las prácticas artísticas y comunicacionales que, a modo de experimentación, indagan el campo sensible de lo social, se preguntan por su configuración y se animan a intervenirlo.

Contribuciones de este dossier

Desde ese conjunto de inquietudes en común nos propusimos para este dossier cartografiar prácticas que combinen estudios sobre visualidades, artes y comunicación, y elaborar un mapa nocturno, al decir de Martin-Barbero (1991), que tematice la enunciación misma como forma de conocimiento y hermenéusis. Con este cometido, reunimos producciones de investigación académica y de experimentación artística y/o comunicacional que discuten las nociones, enfoques y herramientas a través de las que comprendemos la complejidad de los objetos y procesos implicados en la cultura visual y, con ello, la actualidad misma del flujo de las imágenes que configuran nuestra contemporaneidad (Steyerl, 2014).

La buena recepción de estas inquietudes y motivaciones iniciales se traduce en el heterogéneo conjunto de investigaciones que integran el dossier. Los trabajos aportan una revisión crítica de las problemáticas que atañen al campo de la cultura visual, las artes y la comunicación en la era contemporánea. En términos generales, se trata de propuestas de reflexión situadas en contextos locales, regionales, nacionales desde el sur global, que indagan también en las dinámicas de frontera, cruces y desbordes tanto disciplinares como académicos, artístico-sociales, culturales suscitados en las últimas décadas del siglo XX. En términos específicos, los artículos desglosan casos y experiencias que se orientan a discutir una serie de ejes temáticos-problemáticos: paisaje, visualidad y artivismo; discusiones en torno a lo fotográfico; imágenes, memoria y espacio público; artes visuales, violencias y los límites de la representación; cruces de lenguajes entre el arte, la ofrenda popular y el ritual; estatutos del arte y la imagen, y los modelos de gestión y comunicación en museos y redes sociales en la era contemporánea.

En ese sentido, los trabajos de Laura Gutiérrez y Águeda Fernández indagan en una memoria visual del paisaje natural y los activismos artísticos en clave ecosocial. En la investigación sobre intervenciones callejeras de diferentes colectivos sociales en la ciudad de Paraná, la contribución de Gutiérrez recorre el itinerario visual-genealógico que va desde el activismo ambiental contra las represas y pasteras en los ríos de la región, a fines de la década del 90 e inicios del 2000, hasta la denuncia colectiva por la fumigación con agrotóxicos en las zonas de monocultivo sojero más recientemente. La indagación subraya el aprendizaje de estrategias estético-políticas para incidir en los debates públicos sobre las formas del cuidado del territorio y la resistencia ante su avasallamiento. La contribución de Fernández, por su parte, elabora una autoetnografía a partir de revisión del archivo fotográfico de prácticas artísticas visuales, y en ella sostiene la pregunta sobre los ensamblajes que unen su biografía individual y el activismo social de San Juan con la memoria material del paisaje.

La problematización de lo fotográfico es el eje de discusión transversal de los textos de Julieta Pestarino y Vanesa Magnetto. Las autoras dan cuenta de los debates que desde múltiples aristas la imagen fotográfica en su singularidad continúa suscitando en nuestra contemporaneidad. Tras siglos de profusas discusiones generadas desde su surgimiento, siguen vigentes ciertos interrogantes clave: ¿Cuándo y cómo la fotografía actúa como huella o medio?, ¿cuándo y cómo deviene una herramienta o dispositivo técnico al servicio de múltiples intereses que exceden en ocasiones a su producción?, ¿por qué y bajo qué circunstancias es considerada un documento con implicancias políticas, sociales, culturales, epocales precisas?, ¿por qué y para quiénes llega a convertirse en un artificio o invención mediante experimentaciones formales-compositivas particulares?, ¿qué tiempos y espacios heterogéneos convergen en una fotografía más allá de los relativos al aquí y ahora del momento de la toma? El texto de Pestarino invita abrir esta discusión desde el campo estrictamente conceptual e historiográfico; mientras que el de Magnetto aúna intereses teóricos con otros de orden metodológico-analítico, desde el enlace a un caso concreto de producción visual: la serie Microcentro realizada por Pablo Ziccarello entre 1999 y 2003 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La forma de constitución de lo público a través de las imágenes conecta las contribuciones de Adriana Alejandra Mambrín y María Victoria Trípodi. Con su investigación situada en la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, Trípodi explora cómo se elabora la memoria de un acontecimiento traumático colectivo: la gran inundación de abril de 2013. La investigación presenta, por un lado, el repertorio de las expresiones artísticas locales que a través de murales, performances y fotografías elaboraron una conmemoración del acontecimiento; y, por otro, se concentra en la producción de la artista visual Aixa Cortés, Pecados Capitales, como contribución específica sobre la memoria material de la inundación. El escenario público que estudia Mambrín también tiene un punto acontecimental: el 32° Encuentro Nacional de Mujeres (ENM) celebrado en Resistencia (Chaco) en octubre de 2017. El campo de indagación aquí son los regímenes visuales en pugna, en el que intervienen el fotoperiodismo centrado en el prejuicio sobre la movilización y la estética reivindicativa del encuentro.

El vínculo entre las imágenes, la memoria y el espacio público también está presente en el análisis que realiza Facundo Delgado sobre los usos y las apropiaciones de las siluetas de la Masacre de Margarita Belén ocurrida durante la última dictadura cívico-militar en la provincia del Chaco, Argentina. Sin embargo, este trabajo también comparte, con el escrito de Teresa Lobo, Guadalupe Rodríguez Roa, Claudia Ríos y Teresa Yurén, el interés por discutir, desde casos y experiencias situadas en contextos disimiles, el lugar y los límites que adquiere la representación en la compleja relación entre artes visuales y violencias. A partir de una revisión descriptiva y crítica de las propuestas artísticas y políticas que utilizaron el recurso de las siluetas y otras acciones expresivas para interpelar sobre las desapariciones y asesinatos perpetrados por el poder concentracionario en el país, Delgado examina el rol de las imágenes en los procesos de activación y reelaboración del recuerdo de la represión en el Chaco. Por su parte, Lobo et al. comparten las experiencias de talleres realizados en seis sedes universitarias mexicanas en el estado de Morelos que vinculan arte, educación y violencia en contextos institucionales. El trabajo deja entrever, desde allí, la discusión sobre la potencialidad del arte –y por extensión a los fines de este dossier, la imagen, la visualidad– como vehículo de reflexión sobre la “representación” de la violencia.

La discusión de los límites de la representación cobra otra dirección de sentido en el análisis de Mauro Figueredo sobre dos miniseries web de la provincia de Misiones: Manduricio (Acosta-Bellocchio, 2017) y Urú y otros relatos de la tierra roja (Guerín, 2017). El autor interroga los bordes del marco que define el universo imaginal de estos audiovisuales y se pregunta en qué medida y a partir de qué recursos estéticos los relatos inscriben restos de lo real y, a la vez, lo exceden, anidando en el despliegue de las historias la potencia de la imaginación que construye la semiósfera misionera. Ana Belén Cavalieri, Ana Laura Cotignola y Paola Sabrina Belén se interesan por otra zona de lindes que tensiona la relación entre el arte, la ofrenda y el ritual. El artículo de Cavalieri describe las formas en que las performances artístico-religiosas realizadas en honor a San Baltazar en la ciudad de Corrientes transforman el espacio público y cotidiano en un espacio sagrado y espectacular que posibilita visibilizar un marco devocional y a su vez reivindicatorio de la cultura afrocorrentina. En el trabajo de Cotignola y Belén, el análisis de los lenguajes y acciones artísticas combinadas para brindar eficacia a los rituales se desplaza a la exploración de los “modos de funcionar artístico” del exvoto popular. Las autoras se sumergen en el terreno de las ofrendas a la Difunta Correa de San Juan y revisan las categorías conceptuales modernas que han establecido divisiones cuestionables desde la mirada contemporánea entre el mundo del arte, el mundo de la vida, entre el arte erudito y el arte popular.

La cuestión del estatuto del arte y los paradigmas de gestión museal entran en tensión en el artículo de Alejandra Pannozo Zenere. La autora advierte en su análisis de la práctica artístico-visual Jabonería Social desarrollada en el Museo Castagnino-Macro de Rosario en 2023, un corrimiento de la noción tradicional del arte entendido como producto u objeto estético al de acción-exhibición o proceso, así como la proyección del museo como un agente mediador del desarrollo y el cambio social a partir del despliegue de estrategias de vinculación participativas con los visitantes. El cambio del lugar pasivo históricamente otorgado a un rol activo y performativo de los públicos en la escena comunicacional contemporánea es uno de los ejes del abordaje de Nicolás Silva Lotero. El autor analiza cómo individuos desconocidos y/o amateurs se configuran en enunciadores clave capaces de construir colectivos sociales e incidir en la generación de mensajes públicos a partir de la administración de sus propios medios en redes sociales. Se detiene en el meme como medio visual mixto y su eficacia para generar repercusiones semióticas en la red de apropiaciones y réplicas de la circulación hipermediática.

Referencias bibliográficas

Adorno, T. W. (2003). El ensayo como forma. En Notas sobre la literatura. Obra Completa 11 (pp. 11-34). Akal.

Bal, M. (2005). El esencialismo visual y el objeto de los estudios visuales. Comunicación y Medios, (16), 45-68. https://doi.org/10.5354/rcm.v0i16.11547

Fontcuberta, J. (2016). La furia de las imágenes. Notas sobre la posfotografía. Galaxia Gutemberg.

Foucault, M. (2001). La verdad y las formas jurídicas. Gedisa.

Guasch, A. M. (2003). Los estudios visuales. Un estado de la cuestión. Estudios Visuales, (1), 9-16. http://www.estudiosvisuales.net/revista/pdf/num1/guasch.pdf

Kaufman, A. (2004). Comunicar, construir, producir. Zigurat, 5(5), 31-38. https://ahira.com.ar/ejemplares/zigurat-no-5/

Martín-Barbero, J. (1991). De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. Gustavo Gili.

Martin Barbero, J. (2017). Visibilidades y visualidades. En J. Martin Barbero y S. Corona Berkin (eds.) Ver con los otros. Comunicación intercultural (pp. 45-66). Fondo de Cultura Económico.

Mirzoeff, N. (2003). Una introducción a la cultura visual. Paidós.

_____ (2011). The Right to Look. A Counter History of Visuality. Duke University Press.

Mitchell, W. J. T. (2003). Mostrando el ver: una crítica de la cultura visual. Estudios Visuales, 1, 19-40. http://www.estudiosvisuales.net/revista/pdf/num1/mitchell.pdf

_____ (2009). Teoría de la imagen. Ensayos sobre representación verbal y visual (Trad. Y. Hernández Velázquez). Akal.

Reguillo, R. (2008). Políticas de la (in)visibilidad. La construcción social de la diferencia. Diploma superior en Educación, Imágenes y Medios. Clacso, mimeo.

Reyero, A. y Navas, M. (2021). Procesos de invención decoloniales sobre visualidades indígenas. Hacia una reconfiguración de los imaginarios hegemónicos en el nordeste argentino. Cuadernos de Música, Artes Visuales y Artes Escénicas, 16(2), 196-217. http://doi.org/10.11144/javeriana.mavae16-2.mdta

Steyerl, H. (2014). Los condenados de la pantalla. Caja Negra.

Yepes, R. D. (2019). Arte y política: la perspectiva –latinoamericana– de los estudios visuales. En El Ornitorrinco Tachado. Revista de artes visuales, (10), 21-33. https://doi.org/10.36677/eot.v0i10.12216


  1. Recibido. Aceptado 26 de abril de 2024.↩︎

  2. Dra en Comunicación. Investigadora Adjunta (IIGHI-CONICET-UNNE). Orcid: https://orcid.org/0000-0003-4365-3952 Contacto: cleopatrabarrios@gmail.com↩︎

  3. Dra. en Artes. Investigadora Adjunta (IIGHI-CONICET-UNNE). Orcid: https://orcid.org/0000-0003-1240-8663 Contactreyeroalejandra@gmail.com↩︎

  4. Dr. en Comunicación. Investigador y docente (UBA-UNQ). Orcid: https://orcid.org/0000-0002-8079-0094. Contacto: gfzubia@gmail.com↩︎

  5. El registro de los intercambios puede visualizarse en el canal de YouTube del seminario: https://www.youtube.com/@seminariodeculturavisual3037↩︎