Artículos Libres
María Paula Guilaberti2
y Jesica Micaela Vara 3
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Este artículo tiene por objetivo profundizar en el análisis de las estrategias de reproducción social de poblaciones campesinas-productoras, siguiendo la perspectiva teórica propuesta por Bourdieu. En este contexto, nos enfocaremos en cómo las familias implementan diversas estrategias para asegurar su permanencia en el territorio y mantener su posición social, familias atravesadas por una problemática en particular que es la dificultad de acceso al agua segura. Estas estrategias no sólo implican acciones concretas, sino que también se manifiestan a través de narrativas que reflejan las experiencias, valores y aspiraciones de las familias en relación con su entorno. Se plantea una aproximación descriptiva sobre la problemática socioambiental vinculada al acceso al agua de la mano con la pérdida y degradación de los bosques nativos, con su respectivo correlato en la crisis climática actual; posteriormente se profundiza en el caso específico de Finca El Paraíso y, en última instancia, se analizan las narrativas de los pobladores en torno a la elección de pares analíticos. La metodología cualitativa nos permitirá explorar estas narrativas para comprender los mecanismos subyacentes que guían el comportamiento y las decisiones de las familias en su lucha por la reproducción social.
Palabras claves: acceso al agua, estrategias de reproducción social, Chaco salteño.
This article aims to deepen the analysis of the social reproduction strategies of peasant-producing populations, following the theoretical perspective proposed by Bourdieu. In this context, we will focus on how families implement different strategies to ensure their permanence in the territory and maintain their social position, families faced with a particular problem that is difficult access to safe water. These strategies on the ground imply concrete actions, which are also manifested through narratives that reflect the experiences, values and aspirations of families in relation to their surroundings. A descriptive approach is planted on the social-environmental problem linked to access to hand water with the loss and degradation of native forests, with its respective correlate in the current climate crisis, later delving deeper into the specific case of Finca El Paraíso and in The last instance is to analyze the narratives of the residents around the selection of analytical pairs. The qualitative methodology will allow us to explore these narratives to understand the underlying mechanisms that guide the behavior and decisions of families in their fight for social reproduction.
Keywords: access to water, social reproduction strategies, Chaco salteño.
El Chaco salteño, una región clave dentro del Gran Chaco Americano, constituye uno de los biomas boscosos más importantes de las Américas. Su vasta extensión comprende territorios de Argentina, Bolivia y Paraguay; en el caso argentino, se lo denomina Chaco seco, con subregiones semiáridas, serranas y áridas. Este territorio, caracterizado por grandes llanuras sedimentarias atravesadas por ríos como el Juramento-Salado, Bermejo y Pilcomayo, cubre aproximadamente 47.844 km² en la provincia de Salta (Belmonte et al., 2021). Sin embargo, el avance de la deforestación, la expansión de la frontera agropecuaria y el extractivismo han generado una crisis ambiental que afecta directamente a las comunidades rurales que dependen de los recursos del bosque para su subsistencia (Blum et al., 2022; Krapovickas, 2017).
Figura 1. Delimitación del Chaco Americano (Belmonte et. al, 2021, p. 13).
La principal problemática que enfrenta el Chaco salteño, y el Gran Chaco en general, es la pérdida y degradación del bosque nativo (Blum et al., 2022). Este fenómeno está estrechamente relacionado con políticas de desmonte orientadas a favorecer la expansión de la frontera agropecuaria (Acción por la Diversidad, 2020; Herrera y Martínez Ortiz, 2006; Soto, 2006; Venencia et al., 2012) y con modelos de desarrollismo inmobiliario (Deon, 2021). Entre los principales factores que contribuyen al deterioro de los bosques nativos se encuentran los incendios intencionales, la tala indiscriminada, el cambio de uso del suelo para actividades agrícolas intensivas y el sobrepastoreo (Schmidt, 2019).
En un escenario con estas características se destaca la escasez de agua, un recurso vital para la vida humana y no humana4, que se ha convertido en una problemática de supervivencia. Las comunidades rurales, como las de Finca El Paraíso, enfrentan desafíos crecientes debido a la falta de infraestructura hídrica y a las transformaciones del ecosistema, que han alterado la dinámica de lluvias, la permeabilidad del suelo y las temperaturas (Schmidt y Tobías, 2021). Estas condiciones no sólo afectan la vida cotidiana de los habitantes –siendo además considerado un derecho humano (Uribe, 2013)–, sino que también limitan las actividades socioproductivas fundamentales para su reproducción social, como la cría de animales y la agricultura. La población rural se sostiene principalmente de actividades socioproductivas vinculadas con la producción agropecuaria frente a lo cual su vida cotidiana se encuentra entrelazada a la labor socioproductiva y al funcionamiento del ecosistema. En tanto entramado de relaciones entre la vida en sus diversas dimensiones y el entorno natural –en este caso, monte y el recurso agua-tierra–, Krapovickas (2017) explica lo siguiente:
Este bosque no es nada menos que el territorio donde cientos de comunidades campesinas e indígenas producen y reproducen sus condiciones materiales de existencia, basadas en gran medida en el uso de una multiplicidad de bienes y servicios que el bosque provee y de los cuales se nutre su sistema cultural y simbólico. El avance de la agricultura y la concomitante deforestación provoca un acorralamiento de las familias que residen de forma dispersa en el campo, limitando el espacio disponible para su reproducción. (Krapovickas, 2017, p. 124).
Las poblaciones más vulnerables son aquellas que habitan en las zonas rurales más adentradas del monte donde residen comunidades y familias campesinas tanto criollas como originarias, siendo principalmente pequeños productores con modalidad productiva de campo abierto. Vincular la problemática de acceso al agua y al derecho a la tierra como indisociables tiene que ver con reconocer que la propiedad privada de estos extensos territorios se disputa en esferas y dinámicas de poder que exceden a los poseedores efectivos de estas tierras. Los pueblos originarios han habitado estos montes desde tiempos anteriores a los acuerdos económico-políticos entre privados y gobierno respecto al uso y explotación de estas tierras (Preci, 2022; Salas et al., 2021). Si bien no profundizaremos en los conflictos sobre la tierra por las particularidades del caso de estudio (Finca El Paraíso), no es menor considerar que tanto la apropiación –desigual– de la tierra como las disputas por las formas de explotación de esta (agronegocio) son factores propios de una historia de colonialidad y de un presente colonial que atraviesa el Chaco salteño (Western y Picallo, 2023).
En este contexto, el presente artículo se inscribe en el marco del proyecto de investigación “Estrategias de reproducción social y procesos de participación comunitaria para el abordaje de problemáticas ambientales: Experiencias en torno al acceso al agua en Finca El Paraíso”, desarrollado por la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Católica de Salta durante 2023 (R.R. 1247/2022). En particular, Finca El Paraíso5 se ubica en el departamento Rivadavia, distrito Banda Norte, provincia de Salta, abarca 4.369 hectáreas de bosque nativo y alberga a familias organizadas en "puestos"6, que han perdurado en la zona de monte por más de cuatro generaciones consecutivas y son quienes hoy enfrentan los efectos del contexto adverso, que hemos caracterizado anteriormente, y que exacerban desigualdades y condicionan la reproducción de la vida de los pobladores7.
Figura 2. Ubicación geográfica de Finca El Paraíso, Salta, Argentina (Google Maps).
Por todo lo mencionado, consideramos relevante para este artículo profundizar en el análisis de las estrategias de reproducción social, siguiendo la perspectiva teórica propuesta por Bourdieu. Nos enfocaremos en cómo las familias implementan diversas estrategias para asegurar su permanencia en el territorio y mantener su posición social. Estas estrategias no sólo implican acciones concretas, sino que también se manifiestan a través de narrativas que reflejan las experiencias, valores y aspiraciones de las familias en relación con su entorno.
En suma, el artículo se organiza en un apartado descriptivo, que detalla la caracterización objetiva y estructural del caso de estudio; seguido por un apartado teórico-metodológico, en el que se exponen las bases conceptuales y técnicas empleadas en el desarrollo de la investigación. Finalmente, se presentan dos capítulos dedicados al análisis de las narrativas de los pobladores, explorando cómo estas tensionan el eje agua-capital social-territorio como elemento central en la configuración de sus estrategias de vida.
Finca El Paraíso presenta un acceso complicado y condiciones de tránsito desfavorables debido a la ausencia de señalización en los caminos, los cuales, al ser de tierra, se vuelven intransitables en épocas de lluvias. Los habitantes del territorio se identifican como “criollos”, marcando una distinción respecto de los pueblos originarios, principalmente de la etnia Wichi que cohabita en la zona. En 2022, el equipo técnico del área social del campo experimental de la Universidad Católica de Salta (UCASAL) realizó un relevamiento que permitió identificar 11 grupos convivientes, conocidos localmente como “puestos”. Estas unidades domésticas, compuestas por entre una y seis personas, se encuentran distribuidas de manera irregular, sin delimitaciones claras y separadas por distancias que oscilan entre 1 y 7 kilómetros.
Según el relevamiento, la población se distribuye según el sexo de manera equitativa, así mismo prima la presencia de hombres (54,5%). En relación con la distribución por edad, el mayor porcentaje se concentra entre los 30 y los 49 años (34%), seguido por las infancias de 0 y 14 años (27%). Resulta llamativo que la población joven-adulta entre 20 y 29 años aparezca casi ausente, representada apenas en un 3% al momento del relevamiento (UCASAL, 2022). Según los testimonios recabados, esta ausencia estaría vinculada con la migración hacia poblados mayores en busca de oportunidades de estudio y trabajo.
El acceso a la salud está resuelto principalmente por los servicios públicos en las localidades de Morillo, Orán y Salta, según el nivel de complejidad de los servicios de atención a la salud8. Sólo el 27% de la población relevada en 2022 declaró poseer cobertura médica por obra social (Pami, Incluir salud, Ospe e IPS). En entrevistas se manifestó como una dificultad en el acceso a la salud la demanda de las tareas de cuidado del puesto y los animales, sobre ello han hecho referencia a no poder asistir a atención médica por no tener quien cuide los animales.
La actividad socioproductiva principal es la cría y venta de ganado porcino, caprino y vacuno; las personas encuestadas reconocen como su actividad principal “ser productores”. Así mismo, se identificó que simultáneamente hay personas –en menor porcentaje– que perciben otros ingresos económicos en calidad de jubilación, empleos en relación de dependencia y otros. En cuanto a las condiciones materiales de existencia, vinculadas a servicios básicos, se destaca que el total de puestos abastece de electricidad sus viviendas por medio de energía solar. Las viviendas se caracterizan por combinar formas de construcción tradicional del monte –adobe y paja– con materiales industrializados, en ambos casos carecen de sistemas de cañería y cloacas.
El acceso al agua es la problemática principal de la zona, cuyo abastecimiento en cada puesto proviene principalmente de la captación de agua de lluvia en precarios sistemas elaborados por ellos mismos y de la distribución municipal de escasa frecuencia. El almacenamiento se da en tanques de 200 a 500 litros y en recipientes de 100 litros, según cada puesto. La capacidad de almacenamiento de cada familia varía entre los 200 y 3.000 litros. Todos los puestos cuentan con un pozo de agua que oscila en cada caso entre 14 y 20 metros9 de profundidad. La distancia entre las viviendas y los pozos de agua suele ser de aproximadamente 1 kilómetro. Es importante destacar que el agua extraída de estos pozos no es apta para el consumo humano debido a los altos niveles de minerales y salinidad presentes en ella. Por esta razón, su uso se limita principalmente a la atención del ganado y otras actividades domésticas.
En términos generales, la capacidad de almacenamiento de agua en los “puestos” resulta insuficiente, ya que no alcanza a cubrir dos días completos de consumo, considerando la composición familiar de cada unidad. Como referencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece un requerimiento diario de 100 litros de agua por persona para consumo humano. En la tabla, a continuación, se detalla la situación específica de cada puesto, contrastando su capacidad de almacenamiento con este estándar:
Tabla 1. Capacidad de almacenamiento de agua y estimación de consumo diario en los "puestos" de Finca El Paraíso.
Fuente: elaboración propia con base en informe situacional (UCASAL, 2022).
La problemática del agua trata tanto del acceso como de la disponibilidad para el consumo humano, como así también en relación directa con otros recursos naturales como el suelo, los árboles, etc. Cuando hablamos de acceso al agua, no sólo hablamos de las necesidades fisiológicas, sino de higiene y de desarrollo de actividades productivas. Es visible que la capacidad de este recurso no abastece el consumo personal, sino que, además, no habilita el desarrollo de un sistema productivo que les permita autoabastecerse o la oportunidad de comercializar lo que produzcan. Si conjugamos la problemática de acceso al agua con las posibilidades de producción agrícola, el desarrollo de huertas de uso familiar y comunitarias requiere de la construcción de cerramientos y de sistemas de riego que optimicen el recurso agua. Estos recursos no son accesibles en términos materiales y económicos para estas familias.
La captación de agua de lluvia, a pesar de la precariedad de sus sistemas e infraestructuras, es una de las principales estrategias para el acceso al agua. De igual modo, esta se ve determinada por la matriz estacional en relación con las lluvias. La región del Chaco salteño se caracteriza por un periodo estival húmedo, donde se concentran las lluvias, principalmente entre noviembre y marzo. En el contexto de crisis climática actual se ha advertido que las lluvias no sólo han reducido su periodicidad, sino también la temporalidad, asomando sus primeras apariciones a finales de enero o principios de febrero. Estos cambios implican periodos cada vez más extensos e intensos de sequía, reduciendo la capacidad de captación de agua tanto de los reservorios naturales como de los sistemas de captación construidos para tal fin. Esta situación afecta la posibilidad de contar con agua para el consumo personal como para el desarrollo de agricultura y ganadería.
En cuanto al uso de la tierra, de los puestos relevados (UCASAL, 2022) sólo dos cuentan con desarrollo agrícola protegido mediante cerramientos. Sin embargo, todos los entrevistados manifestaron interés en mejorar las condiciones para implementar o ampliar actividades agrícolas, ya sea para la producción de alimentos de consumo familiar, pastura o ambas. Entre los principales obstáculos señalados se encuentran la falta de materiales adecuados para construir cerramientos que protejan los cultivos de los animales, así como la ausencia de canales de riego y medidas que permitan mitigar los efectos de las altas temperaturas. Tal como se indicó anteriormente, la actividad socioproductiva predominante en la zona es la ganadería, principalmente porcina, caprina y en menor medida bovina, complementada con aves de corral como gallinas y patos, destinados al consumo personal. En este escenario surge la pregunta central de este trabajo: ¿Qué estrategias de reproducción social implementan las familias de Finca El Paraíso para asegurar su permanencia en el territorio, pese a la escasez de un recurso vital como el agua?
A partir de un enfoque cualitativo, este trabajo se propone recuperar las narrativas de los pobladores de Finca El Paraíso, entendiendo que estas resultan cruciales para comprender las estrategias de reproducción social que despliegan para hacer frente a la escasez de agua, considerando la interacción entre las dinámicas sociales, culturales y ambientales que caracterizan a la comunidad. Como se mencionó anteriormente, los participantes de este estudio habitan en el Chaco salteño, específicamente en el departamento Rivadavia, distrito Banda Norte. En esta región residen grupos convivientes denominados "puestos", que han mantenido una presencia estable en la zona de monte durante más de cuatro generaciones consecutivas.
Para la selección de la muestra intencional, se establecieron criterios específicos que permitieron captar la diversidad de experiencias y estrategias de reproducción social presentes en este contexto. Se optó por seleccionar casos estratégicos (Verd y Lozares, 2016) que representan los distintos puestos dentro de Finca El Paraíso, incluyendo tanto a familias que enfrentan una escasez severa de agua como aquellas que han desarrollado estrategias o soluciones diversas para afrontar esta problemática. Además, se incorporó un segundo criterio basado en la longevidad de los jefes y las jefas de hogar, lo que permitió recuperar trayectorias históricas más extensas y significativas en términos cronológicos. De la misma manera, los casos seleccionados corresponden a los grupos convivientes más antiguos en el territorio, lo que enriquece el análisis al ofrecer una perspectiva de mayor arraigo y continuidad en la zona.
El estudio recupera los relatos de cuatro puestos de la finca, con la participación de un jefe y una jefa de hogar por cada uno, lo que resultó en un total de ocho entrevistados. La recolección de datos se llevó a cabo de manera sistemática durante 2022 y 2023, abarcando diferentes períodos del año para captar las variaciones estacionales y sus implicancias en las dinámicas familiares y comunitarias. Esto permitió registrar tanto las problemáticas recurrentes como las estrategias específicas implementadas en distintos momentos, asegurando así una comprensión más integral del contexto que se propone estudiar.
Tabla 2. Matriz descriptiva de los entrevistados.
En este trabajo, la entrevista en profundidad como proceso en el que se pone en juego una relación social (Guber, 2001) se convierte en el instrumento privilegiado para rescatar experiencias, trayectorias y costumbres de las familias que integran “los puestos” en Finca El Paraíso, además coincidimos con la perspectiva de que en la entrevista en profundidad no se expresa simplemente la sucesión de acontecimientos vividos, sino la verbalización de una apropiación individual de la vida colectiva (Piovani, 2018). Es importante considerar que, al momento de realizar las entrevistas, en algunos casos se encontraban presentes tanto el jefe como la jefa de hogar. Esto implicó dinámicas particulares en la interacción, ya que la presencia de ambos podía influir en la manera en que cada uno respondía. En algunas ocasiones, la jefa de hogar asumió un rol más activo, lo que permitió captar una perspectiva más rica sobre las dinámicas familiares y las decisiones cotidianas. Sin embargo, en otras situaciones, el jefe de hogar predominaba en la conversación, lo que limitaba la expresión de la jefa, y motivó al entrevistador a buscar estrategias para equilibrar la participación.
El trabajo de campo ha generado reflexiones significativas en torno a las dificultades enfrentadas por el equipo de investigación para acceder al territorio. Como se menciona al inicio del artículo, las condiciones climáticas adversas, caracterizadas por abundantes lluvias y altas temperaturas, han modificado en reiteradas ocasiones los planes establecidos para las visitas al terreno, afectando tanto las dinámicas de interacción como la ejecución de las actividades de investigación. Además, estas contingencias han impuesto desafíos logísticos y metodológicos, subrayando la necesidad de ajustar continuamente las estrategias de trabajo a las condiciones del contexto. Siguiendo a Guber (2001), se considera esencial integrar las fallas o los "incidentes" ocurridos en el terreno como parte de una reflexividad crítica. Este proceso permite interrogar la posición que los investigadores ocupan en el campo, reconociéndolos como sujetos que experimentan el entorno, pues son afectados por las condiciones externas y enfrentan emociones, incertidumbres y contradicciones a lo largo del proceso investigativo.
En esta línea, la reflexividad epistémica, tal como la describe Baranger (2018), se convierte en una herramienta clave para el análisis. Este enfoque invita a considerar cómo las experiencias vividas por el equipo, sus percepciones y emociones influyen en la generación de conocimientos, desafiando la idea de un investigador completamente objetivo y distanciado. Por el contrario, reconoce el carácter situado de la investigación y enfatiza que las vivencias en el terreno no sólo enriquecen la comprensión del objeto de estudio, sino que también profundizan la conexión entre el investigador y el contexto investigado.
En cuanto a las consideraciones teórico-conceptuales, es fundamental esclarecer nuestra posición en relación con la categoría de reproducción social, ya que funciona como el eje articulador del análisis. Partimos de la premisa de que la vida social se produce y reproduce a través de prácticas determinadas, entendidas como acciones y disposiciones que los individuos y las familias despliegan en su contexto cotidiano. Para esta investigación, retomamos la propuesta teórica de Bourdieu (1988), quien define las estrategias de reproducción social como:
conjunto de prácticas extraordinariamente diferentes, por medio de las cuales los individuos y las familias tienden, de manera consciente o inconsciente, a conservar o aumentar su patrimonio y, correlativamente, a mantener o mejorar su posición en la estructura de las relaciones de clase. Estas estrategias constituyen un sistema que, al ser producto de un mismo principio unificador y generador, funciona y se transforma como tal sistema. (Bourdieu, 1988, p. 122)
En este marco, resulta pertinente considerar la perspectiva de Hintze (2004), quien destaca que las estrategias actúan como un puente entre las elecciones individuales y las estructuras sociales. Desde esta mirada, las decisiones no deben entenderse exclusivamente como acciones racionales guiadas por valores o normas interiorizadas, sino como opciones posibles que surgen dentro de condiciones sociales concretas. Es decir, cuando las personas toman decisiones, lo hacen en un contexto condicionado por las circunstancias sociales que determinan, de forma objetiva, las consecuencias de sus actos. Dichas decisiones están informadas tanto por su experiencia personal como por su conocimiento de las relaciones sociales, y siempre en función de las condiciones materiales y reales de vida que enfrentan.
Por otro lado, recuperamos los aportes de Ávila y Ramírez (2015), quienes sostienen que las estrategias de reproducción social campesinas se desarrollan en unidades familiares desde una perspectiva biológico-social. El trabajo campesino cumple inicialmente la función de trabajo familiar, constituyendo un elemento esencial para la reproducción cotidiana de la unidad doméstica. Sin embargo, este trabajo no escapa a la lógica de la estructura capitalista, lo que implica que, aunque se puedan distinguir estas dos funciones, nunca se pueden separar (Ávila y Ramírez, 2015). En diálogo con esta perspectiva, Massa (2010) propone tres tipos de estrategias: supervivencia, reproducción social y familiares de vida, destacando que las Estrategias de Reproducción Social actúan como una categoría mediadora entre la universalidad social (contexto) y la singularidad de los sujetos.
La noción de “puestos” utilizada a lo largo de este artículo hace referencia, desde una perspectiva Emic, a los términos comúnmente empleados por los actores para referirse a las viviendas familiares de pertenencia. Siguiendo el concepto de unidad doméstica propuesto por Jelin (1984), los puestos pueden entenderse como formas de organización basadas en actividades comunes vinculadas al mantenimiento cotidiano, donde se combinan las capacidades de los miembros y los recursos para llevar a cabo las tareas de producción y distribución. En la misma línea, la noción de campesino/a como categoría identitaria no se refleja en la población entrevistada, se identifican a sí mismos como productores, categoría nativa que respetaremos en este trabajo.
No obstante, al tratarse de un estudio de caso único en un contexto rural, la familia y los lazos de consanguinidad superan los límites de la unidad doméstica como organización social. En primer lugar, todos los puestos de Finca El Paraíso están relacionados por líneas de parentesco, por lo que la concepción de unidad doméstica, determinada por las relaciones de consanguinidad y corresidencia, trasciende los límites físicos de cada puesto. En segundo lugar, al tratarse de familias productoras campesinas, la unidad doméstica y su dimensión inherentemente cotidiana están estrechamente vinculadas a la dimensión productiva.
Esta propuesta desde la noción de territorio toma los aportes del denominado giro territorial de los estudios socioambientales. En este marco, Porto-Gonçalves (2002) refiere que el espacio geográfico y territorio son, por tanto, conceptos clave para comprender los complejos procesos que hoy están poniendo al mundo en crisis moderno-colonial porque son conceptos que están históricamente ligados a este mundo que los creó. El autor propone pensar en nuevas grafías en la tierra, nuevos límites territoriales que no se reduzcan únicamente al espacio delimitado geopolíticamente, sino también sobre la base de sus procesos de apropiación e identidad, es decir, de territorialización y territorialidades.
Por otra parte, pero en la misma sintonía, Massey (2012) recupera otra noción clave para pensar el espacio-territorio vinculado con la política, identificando tres características centrales: primero, el espacio es concebido como producto de relaciones, un entramado dinámico que se genera a través de las interacciones humanas, incluyendo las relaciones de producción capitalista, aunque no se limita exclusivamente a ellas. Segundo, el espacio se presenta como una dimensión de multiplicidad, resultado de trayectorias que se entrecruzan, donde cada lugar desarrolla formas particulares de organización. Finalmente, el espacio está en constante construcción, convirtiéndose en una tarea política que implica decidir cómo habitarlo, convivir en él y apropiarse.
Desde esta perspectiva, el territorio se entiende no sólo como un espacio físico, sino también como una construcción social que emerge de las interacciones humanas con dicho espacio. Siguiendo los enfoques de la geografía crítica, el territorio incorpora relaciones de poder, cultura, prácticas sociales, económicas y políticas, convirtiéndose en un espacio vivido, apropiado y resignificado por los actores sociales. En este marco, el territorio es una combinación de elementos físicos, sociales y simbólicos. Para este proyecto, resulta clave analizar el territorio de Finca El Paraíso como una conjugación de diversos capitales, tales como el agua, el ganado y las relaciones sociales, que permiten comprender las dinámicas que estructuran y transforman este espacio.
Soy nacido en El Paraíso, soy hijo de un palo borracho.
Mi nombre es algarrobo y mi apellido quebracho.
José Aurelio “Picho” Agüero, abril de 2023.
Para profundizar en el análisis de las historias de vida y las diversas estrategias de reproducción social relacionadas con el agua, adoptamos la construcción de pares analíticos como herramienta conceptual. Esta aproximación nos permite examinar las estrategias asociadas a distintos tipos de capitales, en el sentido de Bourdieu (2011), a través de dos pares principales: agua-capital social y agua-territorio. Concebimos los pares analíticos como una interacción rizomática entre categorías, en la que estas se entrelazan y complementan. En este marco, nuestro objetivo no es establecer relaciones causales simples o binarias, sino articular categorías que nos permitan repensar las múltiples interconexiones que surgen entre ellas.
En el caso del par analítico agua-capital social, identificamos elementos relacionados con los lazos sociofamiliares, la participación comunitaria y las interacciones con actores sociales clave. Estas relaciones configuran redes que facilitan el acceso a recursos materiales, como el agua, y a recursos simbólicos, como el reconocimiento y la cohesión social. Por otro lado, el par agua-territorio nos ofrece un enfoque para analizar los vínculos entre el agua y las dinámicas del espacio, incluyendo la tierra, las prácticas agrícolas, la cría de ganado y los desplazamientos socioespaciales. Además, este par analítico nos permite explorar cómo el acceso al agua estructura y condiciona las estrategias de uso del territorio y, en última instancia, las formas de reproducción social de las comunidades.
Podemos reconocer que el capital social-familiar es el que predomina en la configuración de las estrategias de reproducción social en Finca El Paraíso. La particularidad de los lazos de consanguinidad que comparten todos los puestos en relación con otros puestos hace de esta comunidad una suerte de configuración familiar extendida. A pesar de esta característica como un elemento facilitador de acciones para atender necesidades de diversa índole, representa también un límite en cuanto el volumen del capital social ya que la mayoría de los puestos –casi el total de los puestos objetos de este análisis− han reducido los miembros familiares en cuanto a residencia y permanencia en el lugar de origen. Como se mostró anteriormente, en la composición demográfica por edad, la población joven (20 a 29 años) se encuentra prácticamente ausente.
Las entrevistas realizadas revelan que una gran parte de los hijos e hijas de los actuales puesteros se han trasladado al pueblo más cercano u otras localidades, inicialmente con el objetivo de finalizar sus estudios secundarios o acceder a estudios terciarios, universitarios o a mejores oportunidades laborales. En muchos casos, estos jóvenes han configurado sus propios proyectos de vida en esos nuevos lugares, alejándose definitivamente del entorno rural. Al respecto, uno de los entrevistados comenta:
y, bueno, ellos ya están trabajando, tienen su vida. Prácticamente, no les gusta [el campo]. Es decir, ellos ya están trabajando. Analía tiene su trabajo, Ana por un lado, Walter por el otro lado, todos trabajan, ya tienen su trabajo ellos10.
Sin embargo, resulta llamativo que los puesteros entrevistados, aunque reconocen como un hecho definido que sus hijos han construido sus propios proyectos de vida lejos del monte, mantienen iniciativas orientadas a mejorar sus puestos y su calidad de vida, con el propósito de "dejarles algo a mis hijos". Desde esta perspectiva, la descendencia puede interpretarse como un capital social a proteger (Bourdieu, 1988). A su vez, los familiares que han migrado hacia otros territorios, generalmente más poblados, no sólo se convierten en redes de apoyo emocional, sino que también facilitan productos y servicios esenciales para mejorar las condiciones de vida en el campo. Este apoyo puede observarse en testimonios como el de una entrevistada que relata: Levanté la casa con la ayuda de mis hijos, haciendo referencia a la colaboración recibida para el traslado de materiales y las tareas de construcción. Gracias a esta ayuda, logró construir una vivienda de materiales industrializados (ladrillos, chapas, cemento), en contraste con las tradicionales casas de adobe que caracterizaron sus primeros hogares.
Los hijos e hijas que residen en localidades cercanas como Morillo, Los Blancos, Tartagal, Orán o incluso en la ciudad de Salta desempeñan un papel clave en la movilidad y el apoyo a las familias que permanecen en los puestos. Estos familiares no sólo facilitan el traslado de alimentos, materiales u otros víveres esenciales (si necesitamos algo, nos traen ellos), sino que también actúan como una red de apoyo fundamental en situaciones que requieren desplazamientos, como consultas médicas o trámites administrativos. En estos casos, las familias suelen hospedarse en las casas de sus parientes. Un ejemplo de ello lo brinda el relato de una entrevistada:
Cuando lo han operado, mientras se hacía los estudios, andaba con las hijas. Ellas lo llevaban, y yo me quedaba acá. Tenía un chico que me acompañaba y me ayudaba a cuidar, y él mientras tanto se hacía los estudios con los hijos11.
Sin embargo, esta dinámica no está exenta de dificultades. La escasez de agua y especialmente los temporales de lluvia representan importantes obstáculos para el acceso a los puestos. El testimonio de Hilario, del puesto El Quejón, ilustra esta problemática y sostuvo que aunque los hijos solían visitar a la familia los domingos, las lluvias recientes han dificultado estas visitas. Por otra parte, si consideramos la educación formal como un capital sociocultural, esta ha representado, por un lado, un instrumento de movilidad social, pero también, por otro lado, un factor de "exilio", por decirlo de alguna manera. Como se mencionó anteriormente, las generaciones más jóvenes, en su búsqueda de acceso a la educación secundaria y/o terciaria, tomaron rumbos fuera de la finca, lo que resultó en la consolidación de proyectos de vida situados en otras localidades.
La distancia geográfica para acceder a la educación en los niveles secundario, terciario o universitario remite a lo que Gutiérrez (2007) denomina “la dimensión del estado del sistema de los instrumentos de reproducción –institucionalizados o no–, tales como costumbres, sucesión, escuela, trabajo, y su evolución”. Es decir, se refiere tanto a la distancia geográfica como a la distancia social real, que configura las posibilidades concretas de acceso a estos bienes. En el caso del trabajo, es importante diferenciar que ser productor no sólo implica realizar un trabajo en términos de producción económica o rentabilidad, sino que también está vinculado con una forma de vida. Así, quienes aspiran o logran acceder a otros tipos de empleo a menudo lo hacen fuera de la finca, lo que, en cierto modo, contribuye al "exilio" de las generaciones más jóvenes.
Otros factores que sin duda se relacionan con las estrategias de reproducción social están vinculados a las redes que los participantes de los puestos de Finca El Paraíso crean y recrean para asegurar la subsistencia en el territorio. Estas redes incluyen la gestión de relaciones sociales y recursos materiales que contribuyen a la mejora de la calidad de vida. En este contexto, un aspecto recurrente en los relatos de los pobladores es la presencia y el vínculo con una figura sacerdotal que, en ese entonces, representaba institucionalmente a la Universidad Católica de Salta. Esta figura no sólo ofrecía apoyo espiritual, sino que también facilitaba el acceso a diversos recursos y servicios, consolidándose como una figura de importancia para la comunidad. Según Hintze (2004), este tipo de vínculos muestra cómo las redes sociales y los actores involucrados en ellas generan estrategias de sobrevivencia, así como reproducción social, funcionando como un espacio clave para la organización y acceso a recursos esenciales. A continuación, compartimos algunos relatos extraídos de la entrevista a un referente del puesto El Paraíso12:
empezaban a venir seguido [refiriéndose al sacerdote]. Cada veinte días, a veces dos veces al mes, pero él se entusiasmaba mucho, y después ya creamos una comisión con el padre...
cuando le contábamos nuestros problemas, el padre decía: No te hagas problema, para eso estamos aquí, los de la comisión [espacio impulsado por el padre y los pobladores]. Y él era a la vez el asesor de la comisión...
la otra vuelta hemos conseguido maíz. Hemos traído dos veces, no sé cuántas toneladas, y la segunda hemos traído trigo, esa vez había llovido y entonces lo descargamos en Morillo, a donde se repartió a mucha gente...
A través de esta conexión, los pobladores lograban articular esfuerzos y gestionar recursos materiales, con la finalidad de fortalecer sus capacidades productivas y mejorar las condiciones de vida de quienes habitan el territorio. En este caso, el padre representaba una figura de poder que manejaba “contactos” con otras instituciones del Estado como ser el Ejército Argentino, lo que posibilitó el acceso a recursos como medios de transporte, tales como camiones o tractores, que acercaban a los puestos ciertos recursos como el maíz, el alambre y otros materiales útiles para la fabricación de potreros en la comunidad.
En los relatos de los pobladores, la figura del sacerdote, conocido como "el padre", aparece con una gran carga de autoridad y respeto. Se le describe como él sabía muchas cosas, él era el padre y nosotros no decíamos nada, y antes de tomar una decisión, consultábamos con él. Incluso mencionan que andaban en vehículos del Ejército, refiriéndose tanto al padre como a la vinculación con el ejército. En este contexto, la figura del sacerdote adquiere una relevancia significativa por impulsar la participación comunitaria mediante la creación de una comisión organizadora, así como por su conexión con el ejército y su habilidad para gestionar recursos a través de sus contactos institucionales, lo que refuerza su poder e influencia dentro de la comunidad. Aunque se le atribuye sabiduría y se le otorga gran autoridad en la toma de decisiones, esta dependencia plantea interrogantes sobre la horizontalidad de las relaciones comunitarias y el limitado margen de autonomía en la toma de decisiones por parte de los pobladores.
De acuerdo con Auyero (2002), en la medida en que la resolución de problemas (intercambios materiales y simbólicos en que se otorga una cosa, un favor y se comunica un mensaje) se inclina a legitimar un estado de cosas de facto, un equilibrio de poder desigual, podemos describir esas “soluciones”, siguiendo a Bourdieu (1980), como máquinas ideológicas. Es decir que este acto de “dar” legitima una relación asimétrica entre quienes detentan los recursos materiales y entre quienes poseen el problema, en este caso los pobladores de la Finca El Paraíso. La asociación del padre con el ejército y el acceso a recursos como vehículos militares plantea interrogantes sobre la naturaleza de su relación con otras instituciones y el alcance de su poder para movilizarlos; sería relevante preguntarse si esto hubiera sido posible de otra manera que no implique la mediación de su figura.
En los últimos cinco años, la presencia de la Universidad Católica de Salta ha centrado su representación institucional en la figura del director de Finca El Paraíso como campo experimental, desde el cual se coordinan diversos proyectos de investigación y desarrollo con un enfoque directo en el territorio. Tras la disminución de la presencia del sacerdote a lo largo del tiempo, la llegada de estudiantes e investigadores dedicados al trabajo de campo y la recopilación de información ha transformado las dinámicas de interacción en la finca. Los pobladores comentan: Bueno, ya después han empezado a venir los estudiantes, muchos han venido y todos los que han venido, imaginate, no los conocía, pero yo los acompañaba y cuando volvíamos de allá [refiriéndose al monte], veníamos todos hermanos13. Así, tanto la presencia del padre como la de los investigadores, y más tarde la formalización de la relación con la UCASAL bajo la dirección del proyecto como campo experimental, han instaurado una lógica de intercambio, tanto simbólica como material, que podemos identificar como parte de las estrategias de reproducción social, en tanto representan un capital social que ha crecido en volumen y estructura.
En este contexto, es posible deducir que los pobladores reconocen los beneficios de esta relación, particularmente en el plano material, como se evidencia en el acceso a determinados recursos: Antes de la presencia de UCASAL, no aparecía nadie a ayudar; técnicos, nada. Si querías un veterinario, tenías que traerlo de Embarcación y era un costo. Con los medicamentos también, de Orán o Salta; no sabíamos si decían la verdad sobre el precio. En algunos casos, la expectativa de estos intercambios se orienta más hacia lo simbólico y al aumento del capital social: Yo estoy esperando sólo amistad, que seamos amigos, más que cosas puntuales. Ahora quiero compartir, que seamos más unidos14. Aunque el relato se refiere a la relación individual entre un puesto y la Universidad, también se reconoce que dicha vinculación tiene un impacto en lo comunitario, ya que aparece como un elemento de cohesión colectiva: nosotros no nos reunimos si no es con ustedes, no es porque estemos peleados, es por el tema del tiempo y por estar en casa.
Otro aspecto relevante es la conformación de la Comisión El Paraíso, una forma de organización colectiva entre los puestos que, aunque fue promovida y acompañada principalmente por la figura del sacerdote mencionado anteriormente, aparece de manera reiterada en la memoria de los pobladores como un mecanismo clave para acceder a recursos y fomentar el compartir comunitario. De manera similar, las asociaciones de productores representan otra modalidad de organización social que los pobladores mantienen como estrategia para mejorar las condiciones de comercialización de su actividad productiva −principalmente la venta de carne caprina− y para acceder a oportunidades de financiamiento y capacitación en temas relacionados con la producción ganadera en general (materiales para cerramientos, potreros, pasturas, infraestructura para captación y almacenamiento de agua, sanidad animal, entre otros). Estas asociaciones no tienen una delimitación estrictamente geográfica, sino que se basan en la participación voluntaria de los productores que se afilian a ellas.
La cuestión educativa funcionó como un catalizador para la organización y participación comunitaria: Primero hemos hecho la escuela, después hemos hecho los hijos15. Este tipo de testimonios refleja la importancia de la educación como capital sociocultural, así como también el rol de la escuela como punto de encuentro, contención y espacio generador de vínculos comunitarios. Las historias de los pobladores evidencian que la escuela de la finca se construyó a través de la colaboración de la comunidad. En la actualidad, la Cooperadora de Padres juega un papel central en su mantenimiento, siendo la educación y la escuela otro capital que moviliza estrategias de reproducción social.
En este sentido, se puede sintetizar que en Finca El Paraíso, el capital social-familiar juega un papel fundamental en las estrategias de reproducción social, ya que los lazos de consanguinidad entre los puestos configuran una comunidad de tipo familiar extendida, facilitando la colaboración para atender diversas necesidades. Sin embargo, la migración de los jóvenes en busca de educación y mejores oportunidades laborales limita este capital social, al concentrarse en generaciones mayores. La educación, como capital sociocultural, ha jugado un papel clave en la movilidad social, pero también ha generado un "exilio" de las generaciones más jóvenes. Las redes familiares, tanto dentro como fuera de la finca, desempeñan un rol crucial en la subsistencia, brindando apoyo material y emocional. Además, la vinculación con diversas instituciones, como la Universidad, la Iglesia y la Gendarmería, se presenta como relaciones estratégicas que funcionan como mecanismos de supervivencia para permanecer en el territorio y garantizar la reproducción de la vida.
El monte era diferente, llovía mucho, el arroyo era por demás de lindo hace más de 10 años. Antes no había pozo, era todo natural.
Nunca íbamos a saber que no iba a haber agua jamás, cuando nosotros éramos muchos no había para qué almacenar. El mismo hombre es el que destruye, nunca íbamos a pensar que iba a faltar el agua, nunca, nunca…
Alejandro, puesto Agua Turbia.
En este apartado se busca problematizar el vínculo entre agua y territorio, considerando aspectos como la tierra, el ganado, la siembra y los desplazamientos socioespaciales. La actividad socioproductiva principal de la finca está relacionada con la cría y venta de ganado caprino, aunque también se destacan otras especies como el ganado porcino, bovino y vacuno, aunque en menor medida. Sobre ello, uno de los entrevistados del puesto refiere:
Cuando salí de la escuela, me quedé solo con papá y mamá, empecé a cuidar vacas de otros, a trabajar para otros, era puestero al lado de Orlando, al fondo del río, con Hoyos también. El tercio de la ganancia era para el cuidador y en los partos se quedaba con ese tercio del ganado16.
La trayectoria de Vidico refleja la actividad productiva vinculada al ganado, además de las dinámicas de trabajo en el territorio, que implican un intercambio de recursos y relaciones sociales que afectan tanto a la organización del trabajo como a la distribución de beneficios. La cría de ganado, especialmente vacas y cabras, es un aspecto fundamental en sus trayectorias históricas. Poseer más cabras no sólo implica mayor estatus, sino que también se vincula con la identidad puestera, con el ser productor. Un ejemplo de ello es lo expresado por los pobladores en una reunión organizada por la Universidad sobre recomendaciones para el cuidado del ganado: ¿Qué no daríamos nosotros por un cabrito más?17, reflejando cómo tener cabras se considera una costumbre profundamente arraigada, más allá de ser sólo una actividad para la renta. En este contexto, tanto la tierra como el ganado se identifican como capitales económicos y posibilitan la producción animal como elementos constitutivos de la identidad de "ser puestero".
Así mismo, la situación de irregularidad en la tenencia de la tierra resulta una situación de ambigüedad entre la preocupación por la “supervivencia” de sus puestos en dicho espacio y por otro lado naturalizada como parte de la forma de vida. Podríamos decir que el ser productor −sin tener la titularidad legal de las tierras− oficia como una suerte de estrategia de territorialización. Porto-Gonçalves (2002) propone una tríada relacional entre territorio-territorialidad-territorialización, haciendo hincapié en que el territorio no es simplemente el espacio contenedor de recursos naturales y de población, sino también un área geográfica que es apropiada a través de un proceso de territorialización y da origen a identidades que se inscriben en dicho proceso como constitutivos del ser −territorialidad−. Por lo tanto, las estrategias de territorialización implican una apropiación física y una significación sobre el ser en ese territorio, por lo que es al mismo tiempo simbólica.
El agua, en tanto capital, ha influido decisivamente en la movilidad dentro del territorio, determinando desplazamientos de los puestos debido tanto al avance del río como a la escasez de agua. Los testimonios de los puesteros evidencian cómo, a lo largo del tiempo, el agua ha sido un factor determinante en la reubicación de los puestos: En el 79 nos corrió el Bermejo... En el 80 vino de nuevo el agua o En el Cañaveral pusieron horcones, todo, pero no había agua, entonces se trajo los palos, todo para el Agua Turbia18. Esta dinámica de desplazamiento se ve contrarrestada en aquellos puestos ubicados cerca de reservorios naturales de agua, como lagunas o arroyos, que no sólo han evitado desplazamientos, sino que también se han caracterizado por un mayor desempeño en actividades agrarias y un manejo más eficiente del ganado: Mario Ruiz hace siembra y tiene arroyo cerca, tiene zapallo y anco [calabaza amarilla]. En este sentido, los pobladores consideran que los puestos con mayor cercanía a estos reservorios de agua poseen mayor facilidad para la siembra y la actividad agraria.
En algunos casos, la disponibilidad de pozos de "agua buena", como ocurre en el puesto El Sauce, marca una diferencia significativa en el desempeño de las actividades socioproductivas. La calidad del agua varía considerablemente según la zona, y los pozos de agua, aunque fundamentales, no siempre garantizan acceso a agua segura. Según el relevamiento realizado por este proyecto (UCASAL, 2022), sólo uno de los puestos cuenta con este tipo de pozo. La siembra de alimentos, principalmente destinada al autoconsumo, ha sido una práctica habitual en estos puestos, pero ha ido desapareciendo en estrecha relación con la disminución de las lluvias. Los testimonios recogen esta actividad como una característica de tiempos pasados y como una tradición transmitida por las generaciones anteriores:
A los veteranos les gustaba sembrar en febrero porque empezaban las lluvias y sacaban, en mayo, zapallo, maíz, ancos, todo lo que sembraban lo cosechaban...19
Cuando yo era chico, mi padre cosechaba unas sandías en cantidad, ellos cosechaban el maíz, la batata y todo eso [...] la tierra acá es linda, nada más lo que le falta es el agua20.
Antes llovía y se ponía bonito, crecían los arroyos… ahora no...21
Los relatos de los pobladores evocan una nostalgia evidente por el pasado, cuando las condiciones eran más favorables para la siembra y la cosecha variada. Si bien no se logró indagar el dato estricto y comparativo en relación con la capacidad de producción animal pasada y presente, se recupera el registro de la memoria de los entrevistados, quienes destacan que en aquella época esta actividad productiva no sólo era más frecuente, sino que también se lograban mejores resultados tanto en calidad como en cantidad. A lo largo del tiempo, han sido testigos de estos cambios, señalando a la "falta de agua" como el factor principal que ha deteriorado la productividad agrícola y, en consecuencia, ha llevado a un sistemático abandono de estas prácticas tradicionales.
Por otro lado, al no contar con pozos de agua que garanticen un reservorio lo suficientemente abastecedor para sembrar y asegurar la subsistencia del ganado, los pobladores están expectantes a la llegada de la lluvia, ya que representa tener agua para los animales y comida: Antes había partes lindas, eran otros lugares… ahora ya no están… antes había pasto para el caballo, ahora ya no están; sólo hay arenales22.
En suma, el agua, como recurso esencial, juega un papel crucial en la subsistencia diaria de las familias de Finca El Paraíso, y es un factor determinante en las actividades productivas que sostienen la economía local, como la cría de ganado y la agricultura. La disponibilidad y calidad del agua condicionan tanto el acceso a los recursos necesarios para el autoconsumo como la viabilidad de las actividades económicas que dependen de este recurso natural. Sin embargo, los testimonios de los pobladores revelan un patrón de desplazamientos territoriales frecuentes, impulsados principalmente por las variaciones climáticas y los cambios en el comportamiento de las lluvias.
El proceso de reubicación, provocado tanto por la escasez como por el exceso de agua, subraya la vulnerabilidad del territorio frente a las fluctuaciones ambientales. Las lluvias, que en ciertos periodos del año pueden ser abundantes, alteran el paisaje y generan consecuencias profundas, como la erosión de la tierra, las inundaciones y la destrucción de infraestructuras productivas, lo que obliga a las familias a adaptarse continuamente a nuevos entornos. En este contexto, las estrategias de adaptación de las comunidades y sus dinámicas sociales evidencian un proceso continuo de negociación entre la necesidad de mantener sus actividades productivas y la capacidad de ajustar su ubicación y modos de vida. Así, el agua y el territorio se entrelazan en una relación compleja que impacta en la producción económica e influye en las trayectorias sociales, obligando a las familias a implementar estrategias de reproducción social para sobrevivir y permanecer en el territorio.
En este artículo se busca exponer que las estrategias de reproducción social en Finca El Paraíso son multifacéticas y complejas. La triada puesto-agua-ganado constituye un pilar fundamental en la configuración inicial de estas estrategias, pues estas variables determinan la supervivencia de las familias en el territorio. Sin embargo, más allá de esta estructura primaria, las estrategias se diversifican cuando los puesteros establecen vínculos con actores externos, como la Universidad Católica de Salta (UCASAL). Estos lazos no sólo favorecen la movilidad social de los pobladores, sino que también potencian el incremento de sus capitales, ya sea económicos, sociales o culturales. En particular, los puestos con una mayor vinculación, tanto en el ámbito laboral como afectivo, reciben mayores beneficios y recursos. Este tipo de interacción genera una nueva dinámica en la reproducción social, ya que plantea nuevas oportunidades de crecimiento y cambio, además de diversificar las formas en que las familias se relacionan con su entorno.
En este contexto, es relevante el concepto de habitus propuesto por Gutiérrez (2007), que nos permite comprender cómo las disposiciones y percepciones de los pobladores influyen en sus decisiones y acciones cotidianas. Por lo tanto, los habitus no sólo afectan la manera en que los pobladores perciben su entorno, sino también la forma en que interpretan y responden a los desafíos del territorio, especialmente en relación con el agua, un recurso esencial para la vida. La relación entre ser productor y habitar en el corazón del monte genera implicancias profundas en la vida cotidiana de los puesteros, donde la actividad socioproductiva y el mantenimiento del puesto están entrelazados de manera inseparable.
A lo largo del artículo se resalta que el agua, como recurso vital, es fundamental para el consumo humano y para las actividades productivas, como la cría de animales y la agricultura. No obstante, debido a la escasez de este recurso, los pobladores se ven forzados a reconfigurar sus horizontes de posibilidades, reduciendo sus expectativas a la mera supervivencia. La respuesta de los pobladores ante las iniciativas externas, como las propuestas de la Universidad, subraya la centralidad del agua en su realidad cotidiana, expresando que acá el tema es el agua. Esta frase refleja cómo la falta de acceso a este recurso esencial condiciona las prácticas productivas, así como también todas las demás dimensiones de la vida en la finca, limitando las opciones de desarrollo y bienestar.
Las percepciones sobre bienestar, desarrollo y producción en Finca El Paraíso están marcadas por una constante búsqueda de condiciones materiales de existencia más favorables, especialmente en lo que respecta al acceso a recursos vitales como el agua. A su vez, resalta la necesidad de una comprensión integral de las realidades de las comunidades rurales, considerando no sólo sus condiciones materiales, sino también el impacto del cambio climático, la ruralidad y las dinámicas de cuidado. En este sentido, se ha resaltado que las actividades de la vida cotidiana se sostienen sobre la organización del trabajo en relación con el cuidado de animales y cuidado-mantenimiento del puesto.
En conclusión, el presente análisis revela la emergencia de nuevos interrogantes relacionados con las percepciones y concepciones sobre bienestar, desarrollo y producción de los actores sociales presentes en Finca El Paraíso. Se destaca la importancia de considerar las implicancias e impactos de la mejora de las condiciones materiales de existencia y el acceso a recursos vitales, como el agua, en un entorno que también implica la preservación del bosque nativo. Este enfoque plantea la necesidad de abordar la problemática del agua desde una dimensión estructural, interconectada con otros problemas sociales, como el cambio climático, el avance indiscriminado del extractivismo y la perpetuación de un capitalismo caníbal que sigue creciendo en todas sus facetas (Frasser, 2023). Además, se señala la necesidad de continuar indagando sobre aspectos aún no profundizados en este análisis, tales como el cambio climático y la ruralidad, que son ejes imprescindibles para profundizar en la comprensión de la realidad de las comunidades rurales en la Finca El Paraíso y, por extensión, en contextos similares.
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Recibido 10 de junio de 2024. Aceptado 10 de febrero de 2025.↩︎
Docente e investigadora Escuela Universitaria de Trabajo Social (UCASAL). Lic. en Trabajo Social. https://orcid.org/0000-0002-9209-4221 Contacto: mguilaberti@ucasal.edu.ar↩︎
Lic. en Ciencias de la Educación (UCASAL/CONICET- ICSOH) https://orcid.org/0009-0001-8353-4299 Contacto: jmvara@ucasal.edu.ar↩︎
Se hace referencia a la diferenciación entre vidas humanas y no humanas desde el enfoque multiespecie desarrollado por Donna Haraway (2019) y Anna Tsing (2019). Este enfoque propone cuestionar el antropocentrismo y la supremacía de la especie humana por sobre otras formas de vida en el planeta, resalta no sólo la existencia de múltiples especies, incluyendo los flujos de energía como el agua y los minerales, sino también el entramado colaborativo todas estas especies para el sostenimiento de la vida.↩︎
La Universidad Católica de Salta actualmente se constituye como propietaria legal de la finca y cumple un rol de promotora de un proyecto de campo experimental para la investigación, formación y extensión universitaria. Este espacio busca generar conocimiento científico y fomentar acciones participativas que respondan a desafíos socioambientales complejos, con la aspiración de influir en políticas públicas.↩︎
La denominación “puestos” es una categoría nativa, en tanto es la forma que la población identifica no sólo la vivienda que habita, sino también los corrales y espacio que ocupa para el despliegue de su cotidianidad.↩︎
Véase en https://www.ucasal.edu.ar/investigacion-finca-el-paraiso↩︎
En la provincia de Salta, el sistema de salud público se basa desde 1978 en la estrategia de Atención Primaria de la Salud, refrendado esto por la Ley N° 6841/96, aún vigente. La provincia está dividida en zonas sanitarias y subdividida en áreas operativas, cada una con hospital base de nivel II o III, articulados en una red de complejidad creciente, lo que apunta a garantizar el acceso a la atención necesaria en cada situación de salud que se presente.↩︎
Sólo un puesto manifestó tener pozo de 42 metros de profundidad.↩︎
E3, marzo de 2023 en Rivadavia, Banda Norte, provincia de Salta.↩︎
E4.↩︎
E1, septiembre de 2022 en Rivadavia, Banda Norte, provincia de Salta.↩︎
E1.↩︎
E1.↩︎
E7, puesto Agua Turbia, agosto de 2023 en Rivadavia, Banda Norte, provincia de Salta.↩︎
E5, El Porvenir, septiembre de 2023 en Rivadavia, Banda Norte, provincia de Salta.↩︎
Extracto de notas de campo. Taller de presentación del proyecto “Cabras amigables con el monte”, finca El Paraíso en Rivadavia, Banda Norte, Salta, 27 de abril de 2023.↩︎
E8.↩︎
E5, El Porvenir, septiembre de 2023 en Rivadavia, Banda Norte, provincia de Salta.↩︎
E2, El Paraíso, septiembre de 2022 en Rivadavia, Banda Norte, provincia de Salta.↩︎
E7.↩︎
E5 y E6, septiembre de 2023 en Rivadavia, Banda Norte, provincia de Salta.↩︎