El individuo como objeto de amor en Plutarco
DOI:
https://doi.org/10.30972/nvt.0143712Palabras clave:
Plutarco, erōtikos, individuo, Erōs, anaklasisResumen
En 1973, en uno de sus célebres trabajos, Gregory Vlastos sostuvo que la doctrina erótica de Platón no admite como objeto central a la persona humana, sino sólo un objeto abstracto —la Idea de la Belleza— muy alejado de los seres de carne y hueso. Por eso, explica, “el afecto personal ocupa un tan bajo puesto en la scala amoris de Platón”. Resulta interesante atender a la forma en que Plutarco presenta la doctrina platónica del eros (erōs) en una de sus últimas obras, el diálogo Erótico, una suerte de “comentario” o reflexión sobre el Banquete de Platón. En 2001, John Rist señaló, a propósito de este punto, que para el Plutarco del Erótico, “la belleza que reside en los individuos humanos recuerda y —como el arco iris— refracta la belleza de la Forma (…) pero sólo después de la muerte podremos encontrar realmente esa Forma; mientras tanto debemos también recibir y deleitarnos en la bella propedéutica de los cuerpos hermosos”. El eros que sentimos por determinado individuo no exige una superación que implique dejar atrás esa “fase” en aras de un ascenso hacia la Belleza en sí. En el presente trabajo busco profundizar este punto. Para ello, primero resumo el recorrido del diálogo hasta llegar al pasaje en que Plutarco expone la ontología de la belleza individual, sobre el que Rist funda su interpretación. Luego, señalo algunas consecuencias prácticas de esa ontología destinadas a sostener la tesis de que el matrimonio, una relación estable con un único ser, lejos de ser un obstáculo para la práctica filosófica es un medio para llegar a ella. El punto culminante del camino de la Belleza es la relación con una persona en particular, y esa relación supone no una experiencia puntual, una suerte de experiencia mística, sino una continua búsqueda en una relación estable con otro ser humano.
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