Ensayos de reflexión teórica
Gestión de la educación: la investigación en la praxis para el fortalecimiento y mejora del centro escolar
Education management: research in praxis for strengthening and improving the school center
Revista del Instituto de Investigaciones en Educación
Universidad Nacional del Nordeste, Argentina
ISSN-e: 1853-1393
Periodicidad: Semestral
vol. 16, núm. 23, e162301, 2025
Recepción: 08 junio 2024
Aprobación: 11 septiembre 2024
Resumen: Este ensayo tiene por objetivo reflexionar en torno a la implementación de la investigación dentro del sistema educativo como herramienta de trabajo para contribuir a mejorar la condición en que se encuentran los centros escolares. Aspira movilizar a América Latina hacia el cambio que presunta la globalización, no obstante, dos de los principales retos son la identificación de problemas y la multiplicidad de funciones que se realiza en la gestión de la educación. Por tanto, para hacer frente a esta condición es necesario mejorar estos procesos, ejecutando acciones aliadas y efectivas que desarrollen estrategias que posteriormente, vendrían a fortalecer y optimizar la labor educativa. Las conclusiones revelan que la investigación genera conocimiento por lo que, sirve de base para formular propuestas de solución ante las circunstancias que limitan el progreso de la educación y, permite desarrollar y aplicar habilidades en la gestión del conocimiento en procura de la transformación del centro escolar.
Palabras clave: gestión educativa, investigación, toma de decisiones, transformación.
Abstract: This essay invites us to reflect on the implementation of research within the educational system as a working tool to contribute to modifying the condition of schools. It aims to mobilize Latin America towards the change that globalization presumes, however, two of the most challenging things are the problem identification and the multiplicity of function made in the educational management. Therefore, to face this condition it is necessary to improve these processes, executing allied and effective actions that develop strategies that would later come to strengthen and optimize the educational work. The conclusions reveal that educational research and reflection result in proposals for solutions to situations that limit the progress of education and allows to develop and apply skills in knowledge management, in pursuit of the transformation of educational institutions.
Keywords: education management, research, decision making, transformation.
Introducción
La práctica profesional en la gestión de la educación requiere de acciones que conduzcan hacia el buen funcionamiento del centro escolar. Para tal efecto, quien dirige la institución necesita conocer de manera metódica y científica la condición en que se encuentra para elaborar su plan de trabajo y así, reforzar los procesos formativos, pues la educación posee el potencial para modificar la vida de las personas y consecuentemente, la transformación de la sociedad.
Dentro del contexto de América Latina, la educación se encuentra en desigualdad ante la globalización, lo que le imposibilita hacer frente a las exigencias y retos que presenta el mundo actual (UNESCO, 2021). Esto, se debe en parte, a los cambios tan acelerados a los que no se logra responder, por lo cual, “es necesaria una mirada prospectiva, escrutar los escenarios futuros, anticiparse a los problemas, anularlos o mitigarlos, innovar de manera permanente y evaluar las propias innovaciones” (Román, 2023, p. 75).
Una de las principales implicaciones para esta región es la brecha de desigualdad y exclusión que se incrementa en relación con los avances a nivel mundial y que conlleva a los estados a invertir en educación para atender esas necesidades. Así, la globalización va dejando a su paso tensiones financieras, pues es una limitación dadas las condiciones económicas presentes en algunas regiones; lo anterior afecta las bases curriculares de la educación y consecuentemente, los aprendizajes quedan en desventaja para responder al contexto macro y micro en cuanto a la sociedad del conocimiento (Santa María et al., 2021).
Otra repercusión es con respecto a la política del gobierno que esté en el poder, es decir, la política es transitoria, obediente al partido oficialista y no necesariamente, correspondiente con las necesidades de la sociedad. De modo que, el sistema educativo se ve restringido cada cierto período lo que dificulta su contribución con respecto a la disminución de los niveles de desigualdad (Santa María et al., 2021). Cuando, desde la perspectiva de cambio, el reto de la educación es responder y generar condiciones más equitativas a nivel local, para trascender regional e internacionalmente.
Ahora, para enfocar esfuerzos en la mejora de las condiciones que ubican a América Latina en una posición menos favorable, hay dos aspectos importantes por considerar:
· Primeramente, es esencial identificar las necesidades en educación, examinar las acciones que se ejecutan y valorar qué tanto contribuyen en su progreso; esto, siempre que logre atender las causas de los problemas. Es aquí donde la indagación y exploración juegan un papel importante para legitimar las acciones que se deben realizar con el propósito de impulsar a la sociedad ante los cambios tan apresurados que se están dando. Por ello, se debe establecer una postura en la investigación educativa y, definir la perspectiva desde la cual se realiza el análisis de los resultados (Tello, 2019).
· Como segundo aspecto, proponer planes de trabajo que correspondan con la realidad, lo cual urge de análisis situacionales, de lo contrario, no responderán con las necesidades que se deben solventar (Murillo y Martínez-Garrido, 2019). En otras palabras, es inaplazable fortalecer el sistema educativo como ente transformador y para lograrlo, hay que emprender hacia la renovación institucional, el involucramiento de la población estudiantil, familias y personal docente y en la conformación de una comunidad abierta, responsable y comprometida con la posibilidad de cambio.
Para vitalizar la posición actual de la región, es preciso establecer gestiones y procesos decisivos que den respuesta a las exigencias del mundo globalizado (Cerdas y Soto, 2021). Sin embargo, no se deja de lado que la función educativa es dinámica debido a la interacción que se da entre las personas actoras y sus circunstancias; también es compleja, porque se compone de elementos que alteran el comportamiento de quienes integran la organización; finalmente, desempeña una cantidad significativa de funciones que en ocasiones no permiten poner en marcha propuestas de mejora.
En este escenario, el conocimiento es un elemento determinante en asuntos de mejora, especialmente en países con mayores desafíos, en virtud de ello, se tiene que investigar (Murillo y Martínez-Garrido, 2019). Tal investigación debe de posicionarse dentro de un contexto, de lo contrario, quedaría en el desconocimiento epistemológico, esto significa que solo se produciría conocimiento, cuando lo que se requiere es deconstruir para la transformación en Latinoamérica. Por tanto, se requieren estudios en, “referencia específica a la gestión, toma de decisiones y acción política” (Tello, 2019, p. 3).
Esta búsqueda se da en dos sentidos; uno se enfoca en adquirir y gestionar el conocimiento, y el otro, en liderar de manera eficaz y eficiente una gestión de mejora continua que desarrolle las instituciones escolares. Es decir, se investiga intencionalmente para descubrir y comprender su propia realidad; los resultados oportunos permiten soluciones reales y viables. Aun así, para conocer y generar el conocimiento que explique los fenómenos sociales se debe profundizar, lo que supone un trabajo arduo y riguroso, entonces; ¿Cómo investigar en medio de la multiplicidad de funciones y condiciones de tiempo dentro del quehacer?
Si bien, toda indagación conlleva tiempo y requiere de la participación de la mayor cantidad de personas de la comunidad, la estrategia a seguir es centrarse en el problema mediante un proceso dialógico participativo con miras a una solución conformada por prácticas de la realidad pedagógica; en palabras de Francés et al. (2015) significa que todas las personas son coparticipes y co implicadas en el proceso. Esto, porque las propias personas que están en el centro, cognoscente y cognoscible, representan el objeto de estudio y le dan significado en la acción, por lo que pueden describir y explicar el asunto por solucionar.
A fin de lograr lo anterior, la gestión de la educación se debe reorientar hacia las áreas por intervenir; esto significa diagnosticar y clarificar las necesidades; sobre todo, aprovechando los saberes acumulados que nacen del ensayo y error, pero que no se están aprovechando (Román, 2023). La información que se encuentra en un entorno permite determinar lo que se debe atender, y a su vez, visualizar las acciones que coadyuven al crecimiento y buen desarrollo del centro escolar.
Lo expuesto es posible si se reflexiona en el contexto educativo; o sea, se analiza la praxis pedagógica que se ejecuta y en el impacto de sus repercusiones (Paukner-Nogués y Sandoval-Molina, 2019). Esta práctica no incrementa los tiempos laborales, porque se indaga durante las labores del día a día y se sustenta en la sistematización; considera lo que se efectúa y propone nuevas estrategias de desempeño.
Ahora, surge otro interrogante; ¿Cómo convertir la información en conocimiento útil para el quehacer educativo? El planteamiento de Barzaga et al. (2019) considera que el uso práctico de la información se transforma en conocimiento en un proceso que transita desde el dato, por ejemplo, un padre o una madre de familia cuenta una situación particular que se está dando en el aula de su hijo; son datos que, una vez situados en un contexto junto a otras versiones se convierten en información para definir un evento que se interpreta para dar una respuesta; es entonces cuando ya no se tienen solo datos, si no, el conocimiento necesario para poder hablar de un caso por atender.
Siguiendo con el pensamiento de los autores, la gestión de ese conocimiento explota en información y, por ende, emergen estrategias para hacer más eficiente la faena. En este sentido, es evidente que la investigación es una aliada, pues permite comprender qué y cómo sucede un fenómeno y, es un gran aporte si incide en la calidad de la educación que se brinda (Pinchao et al., 2019).
Entonces, para fortalecer el trabajo es necesario explorar introspectivamente en la práctica y así, comprender su dinámica, las situaciones que las causan y los efectos que producen en el sistema escolar (Saltos-Rodríguez et al. 2018). En términos de resultados, cuando es la misma comunidad la que se da a la tarea de repensar su accionar, la realidad se modifica con mayor fluidez, debido a que se aborda por quienes la conocen y comprenden.
Específicamente en administración, la proyección y organización de tareas se ve beneficiada debido a que es un proceso que se alimenta de la información para planificar acciones que logren las metas propuestas (Chiavenato, 2014). En consecuencia, este ensayo tiene por objetivo reflexionar en la investigación como acción generadora de soluciones que facilitan la toma de decisiones y, permite el diseño y organización de las actividades de un plan de trabajo de gestión de la educación.
La investigación en la gestión de la educación
Frente a la práctica profesional surgen preguntas, entre ellas, ¿Cuál es la manera de atender las situaciones propias de ese quehacer? Según la forma, no solo permite adquirir conocimiento sino también, solucionar y responder interrogantes que emergen durante la gestión de la educación (Arellano-Pintado y Chica-Cabero 2021). Precisamente, una búsqueda es un medio que profundiza en la realidad del contexto, sin embargo, para mejor comprensión del asunto por estudiar hay que tener claro; ¿Qué y dónde investigamos? ¿Qué se espera encontrar? y ¿Cómo contribuye a la atención y solución de problemas educativos?
Lo anterior, entendiendo investigar como el acto de seguir un rastro; o bien, como la acción de indagar o descubrir algo (Real Academia Española, 2023); dicho de otro modo, es llegar a un conocimiento que se ignoraba. Se investiga para distinguir los factores o variables que emergen de las diferentes situaciones; cuyo valor agregado está en la perspectiva de la praxis.
Desde este punto de vista, la investigación nace a partir de algo que está sucediendo y que precisa atenerse, a saber, Barrantes (2016) dice que es un proceso que permite aclarar las ideas o dudas que se tienen sobre algún particular y que para descubrir la verdad se debe recorrer lo que él llama “Un camino al conocimiento”. Ahora bien; ¿Por qué se debería investigar? Hasta aquí se comprende que es para adquirir conocimiento, solo que en esa trayectoria hay varias sendas que se van comprendiendo durante el proceso.
Según McMillan y Schumacher (2005), para entender los procesos educativos, es relevante enfocarse en el problema, su realidad institucional; la comunidad propone lo que necesita desde los saberes propios, lo que conoce y tal como lo conoce. Esto significa que la investigación es aplicada, porque se ejerce en la gestión de la educación y se aplica en la práctica, específicamente dentro del centro escolar.
Por otro lado, es un proceso sistémico y científico de razonamiento lógico que busca respuestas, entre ellas; satisfacer las necesidades de las personas involucradas (Francés et al., 2015). Es así, como afloran estrategias sustentándose de experiencias reales para lograr resultados durante un periodo de tiempo relativamente estable y duradero. Aun así, para responder oportunamente se planifican acciones que resuelvan situaciones propias del sistema escolar, sobre todo, en las actuales tendencias que apuestan por una administración con mayor autonomía y toma de decisiones (Arellano-Pintado y Chica-Cabero, 2021).
Dentro de este marco, es importante tener definido lo que se quiere profundizar; primero, la persona directora en su papel cognoscente conoce o al menos, cree conocer el fenómeno desde las creencias que posee con base en la experiencia; como segundo paso, es reconocer al fenómeno inmerso en un espacio y construir un nuevo camino epistemológico en cuanto a los estudios en educación dentro de la misma escuela, por medio del conocer (Tello, 2019).
Finalmente, la gestión de la educación es entendida por Arellano-Pintado y Chica-Cabero (2021) como las labores que se realizan para el desarrollo de objetivos. Esta iniciativa toma en cuenta al sujeto cognoscente que indaga y al objeto cognoscible que conoce la práctica pedagógica. De este modo, en el momento en que surgen interrogantes, por sí solas se irán respondiendo, siempre y cuando, se tenga claridad de las acciones que se deben ejecutar para innovar en determinada situación.
Si bien, la investigación ocupa un papel predominante como fuente de conocimiento para contribuir con el progreso de la realidad (Pinchao et al., 2019), también, se rescata el cúmulo de descubrimientos y aprendizajes que se han adquirido en la gestión de la educación de manera empírica; sin embargo, la sistematización de resultados potencia el conocimiento garantizando la pertinencia con las situaciones que se presentan dentro de un contexto determinado.
La investigación en la praxis educativa
Una de las preguntas que puede aflorar es en relación con la posibilidad de investigar dentro del quehacer de la educación; en este caso cabe rescatar las oportunidades que el contexto brinda, primeramente, permite aprovechar la información que propicia la construcción de procesos que pueden irse desarrollando junto con las funciones que competen a cada una de las personas que conforman la comunidad. Liébana (2018) sostiene que cuando se trabaja sobre una realidad la práctica se nutre, esto, por el protagonismo de las personas actoras y, porque se desarrolla junto con las tareas habituales de la institución.
Otra que cabe resaltar, obedece a la oportunidad de contar con un equipo investigador perteneciente al mismo centro escolar. Cuando las personas son coparticipes de un proceso, reflexionan juntas sobre la institución, analizan el escenario, adquieren mayor identificación y, por ende, compromiso con el plan establecido y, consecuentemente, se solventará las necesidades. Así; la gestión del sistema educativo no solo corrige falencias, sino también, planifica sus acciones de manera acertada y para el bien común, lo que, a final de cuentas, es propositivo (Arellano-Pintado y Chica-Cabero, 2021).
Con miras a introducir de manera más activa la investigación a la praxis educativa, se describen cuatro fases como guía para la gestión de la educación, no corresponden a un modelo en específico, lo que pretenden más bien es responder con el objetivo de este ensayo, a saber:
· Primera fase: inicia con el diagnóstico, cuyo propósito es explorar, por lo cual, se dedica tiempo para reflexionar sobre el evento, sus causas y efectos, aquí la intención es poder definir qué se debe atender, cuál es el problema. Se realiza en conjunto con la mayor cantidad de miembros de la comunidad educativa porque son quienes conviven con los problemas que aquejan a la institución. Se pueden usar técnicas participativas en grupos pequeños donde se planteen ideas centradas en una temática o área de interés.
· Segunda fase: la planificación estratégica, esta conlleva la metodología del desarrollo y seguimiento de la información; en ella se analizan los hechos hasta interpretar las posibles respuestas. El resultado de este análisis permite tener claridad del verdadero problema y su fuente para así, avanzar en dirección coherente con lo que se quiere resolver.
· Tercera fase: aquí se lleva a cabo el conjunto de acciones de intervención ante el problema identificado. Hace uso de los recursos del centro educativo e incluye un cronograma para la organización del trabajo, este involucra a las personas responsables de llevarlas a cabo en un tiempo determinado.
· Cuarta Fase: se da el cierre de la investigación y su principal insumo son las lecciones aprendidas, por esta razón, se reflexiona sobre la experiencia obtenida; pueden realizarse procesos de autoevaluación, evaluación individual o grupal. Es un desarrollo continuo de análisis durante el diagnóstico, la planificación, la ejecución del plan y el cierre.
De estas cuatro fases, se destacan dos conveniencias: la primera, se basa en el uso de los medios e insumos que el mismo ejercicio profesional proporciona y la segunda razón, es porque define la ruta de trabajo específico para los intereses y características propias de la institución; ambas se llevan a cabo en la praxis del ejercicio profesional. De este modo, el conocimiento nace a partir de las vivencias de la institución transformando esas referencias en propuestas de gestión (Orellana-Guevara, 2022). Adicionalmente, la reflexión tiene como fin la institucionalización de la investigación participativa y aprendizaje colaborativo, aplicado dentro de la comunidad educativa.
Contribución de la investigación en el fortalecimiento y mejora del centro escolar
A la luz de lo expuesto, se evidencia que la investigación merece ser integrada al ejercicio profesional, concretamente en el centro educativo, pues, permite accionar en concordancia con el contexto en el cual se encuentra, aun así, el acto de conocer y descubrir por sí solo no logra impactar de manera representativa en la transformación de la educación. Pensar atenta y detenidamente sobre algo conlleva a estrategias de gestión dentro de marco de la visión organizacional, por medio de un proceso iterativo que asumen las personas actoras del quehacer educativo.
El aporte se valora precisamente en el funcionamiento del plan de gestión en cuanto a las contribuciones que brindaría, entre las que se pueden mencionar se encuentran:
a. La información como recurso estratégico ya que, permite dictaminar la atención a un problema y servir de sustento para tomar resoluciones (Barzaga et al., 2019).
b. Operacionalización de la información, pues, desde una perspectiva sistémica las acciones son influidas e influyen en la producción de insumos para el replanteamiento del plan de gestión (Marín et al., 2017).
c. Incremento en el protagonismo de las personas coinvestigadoras y corresponsables, logrando así, la democratización y la dialógica inclusiva que debe imperar en la educación como ente socializador para la utilidad social (Díez-Gutiérrez, 2020).
d. Implicaciones en el comportamiento de las personas, en virtud de que su posición cambia e incide en una nueva manera de actuar ante el significado que le asignan a cada proceder (Álvarez y Álvarez, 2014).
e. Fortalecimiento de la educación conforme se concentran esfuerzos en actualizar y contextualizar la política educativa de cada región, minimizando la poca conexión que existe entre la investigación y la calidad de la educación para generar mayor impacto en las decisiones políticas (Sancho, 2020).
Así las cosas, la investigación repercute directamente en las tensiones que los problemas han provocado en la comunidad escolar, que, a su vez, es la razón por la cual las personas pueden producir propuestas de mejora, porque son quienes desde su propia historia se convierten en agentes transformacionales. Dicho de otro modo, la producción de conocimiento sirve de fundamento para hacer trascender la realidad estudiada (Campos y Madriz, 2015).
Por consiguiente, su aporte va más allá de solo brindar informes o en el mejor de los casos construir planes de trabajo, implica plasmar sus resultados en ejecuciones que nutran la gestión educativa. A través de la reflexión de la praxis que se da en y para la comunidad educativa, que, si bien es cierto, identifica las necesidades que se deben atender para hacerle frente a la brecha de desigualdad presente en la educación de América Latina a nivel regional, también empodera a las personas actoras y las faculta para la participación de los procesos de mejora continua a nivel local, o sea, desde las instituciones educativas.
Consideraciones finales
Luego de esta reflexión, se infiere que la investigación como parte del trabajo docente es una herramienta para identificar necesidades y diseñar estrategias con base en propuestas de y para la institución. Así, la ruta a seguir responde directamente en el funcionamiento del centro escolar con el objetivo de avanzar junto con la globalización. Lo anterior cobra relevancia puesto que los cambios que se dan son cada vez más complejos y deben estar mejor sustentados, con base en criterios debidamente razonados (Tello, 2019), para ser abordados desde las estructuras que fundamentan la visión y misión institucional y las concepciones de las personas que la conforman y no solo desde la perspectiva de una persona investigadora externa.
La atención oportuna a las situaciones que se suscitan en las instituciones escolares requiere en primera instancia, del conocimiento para comprenden los procesos educativos, seguidamente, de propuestas que vendrían a minimizar la desigualdad existente en relación con otras regiones y, finalmente, acciones que den respuesta a las demandas sociales. Si bien, es sabido que la investigación contribuye en la producción del saber, aquí se resalta el traslado de ese saber a la acción donde lo aprendido se analiza y evalúa con el propósito de resolver en procura de la mejora continua. Lo anterior, desarrolla habilidades para la gestión del conocimiento de manera científica o, en palabras de Cartín (2019), “Aprendizaje” con el que la persona es capaz de analizar, interpretar y tomar decisiones sobre las acciones requeridas en contextos formales y no formales, que posteriormente, puedan transformar una realidad social.
La participación del grupo suscita elementos del diseño de tácticas que logren mejorar una realidad; a fin de cuentas, son las personas actoras quienes hacen propuestas remediales y de bien común. De tal manera, los resultados se convierten en hallazgos a partir de la confrontación del conocimiento entre la realidad objetiva de la teoría y la realidad subjetiva de la práctica, hasta extraer iniciativas concretas y contextualizadas. En este punto, se redescubre la investigación como el eje que direcciona el plan de gestión desde dos elementos: el criterio científico y la participación de la comunidad educativa, lo cual merece, consolidarse como cultura institucional (Marín et al., 2017).
En síntesis, llama la atención que se asocia la toma de decisiones y la resolución de problemas a las funciones y competencias de las personas directoras de un centro educativo, donde la labor de la persona administradora implica dar respuesta a las expectativas que la sociedad ostenta para los centros (Cerdas y Soto, 2021). No obstante, se deja de lado la investigación y no se visibilizan resultados que emanan del análisis de las situaciones dadas en el seno de la institución.
Por tanto, se propone potenciar esa búsqueda dentro del centro escolar, hacer uso de los insumos que brinda la misma práctica y la reflexión de las personas que la conocen. Identificar las condiciones que imperan en América Latina y que afectan el funcionamiento institucional y proponer alternativas de solución, sobre todo, en relación con un mundo globalizado. Ejecutar acciones contestarias, primeramente, hacia el fortalecimiento del centro escolar y consecuentemente, con el empoderamiento de la comunidad educativa como ente participativo en los procesos de mejora continua que contribuyan sustancialmente con la transformación de la educación.
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Notas de autor

