De Potosí y Tarija a la frontera Chiriguana

Autores/as

  • Rodolfo A. Raffino IIGHI/CONICET
  • J. Diego Gobbo IIGHI/CONICET
  • Anahí Iácona IIGHI/CONICET

DOI:

https://doi.org/10.30972/fhn.0163424

Palabras clave:

Arqueología, Etnohistoria, Inka, Bolivia, Norte de Argentina

Resumen

Se entregan las recientes investigaciones sobre instalaciones Inka y segmentos inéditos del llamado «Camino Inka de la Sierra». Este es el gran capacñam que parte desde la Aukaipata del Cuzco hacia el Kollasuyu, pasando por Rajchi, Hatumcolla, Chucuito, Desagüadero, Andamarca, Oma Porco, Aullagas y Tupiza hasta llegar a Chuquiago del Valle de Suipacha. En este centro el camino se divide en dos ramales; uno continúa directamente hacia el S. por la quebrada de Talina en los establecimientos Inka de Chipihuaico y Chagua hasta llegar a Calahoyo, en la actual frontera del altiplano argentino-boliviano. Estas secciones del capacñam, sus tampus, puentes, guarniciones defensivas e instalaciones agrícolas fueron reconocidas en misiones subsidiadas por National Geographic Society (R. Raffino; Grant 2834/1984 y Grant 4430/1991) y publicadas sucesivamente en 1986, 1991, 1993 y 1995. A ellas se les incorpora, siempre bajo el auspicio de esta institución, los trabajos realizados en el extremo meridional boliviano y boreal del NOA (R. Raffino; Grant 7126/2001).

Las secciones investigadas en este proyecto son aquellas que comunican el altiplano boliviano por donde transcurre el capacñam con estos ramales que se desvían hacia el levante y por la Cordillera de los Chichas, los valles de Tarija y penetran en las yungas del S. boliviano y del extremo boreal argentino, trasponiendo hacia el oriente los 64º.

Dos problemas se plantean al realizar investigaciones en estas regiones. El primero consiste en discernir, entre una multitud de caminos segmentados en ramales discontinuos, cuáles obedecen a factura Inka. La segunda dificultad es la rigurosidad del paisaje andino, ya que la mayoría de los registros arqueológicos están situados en paisajes con altitudes propias de las montañas de la Cordillera Central de Bolivia y en la Sierra de Santa Victoria de Argentina, lo que ha hecho posible la buena conservación de los vestigios arqueológicos.

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Publicado

01/01/2006

Número

Sección

Simposio