Marco para la lectura de la arquitectura y el urbanismo de las misiones jesuíticas guaraníes

Autores/as

  • José Pino Universidad Nacional del Asunción

DOI:

https://doi.org/10.30972/arq.0104225

Palabras clave:

Reducciones, transferencia, tecnología, patrimonio, semiología

Resumen

Este trabajo pretende dar elementos de lectura y valoración a través de un abordaje teórico que permita interpretar tecnologías y elementos presentes en la arquitectura y el urbanismo planteado en las Reducciones Jesuíticas, en este caso, el templo de Jesús y Trinidad, como contribución a la cosmovisión en la misión evangelizadora jesuítica. La necesidad de rescatar nuestra historia, nuestra identidad nacional, se hace necesaria en este mundo globalizado. Las Reducciones Jesuíticas condensan una mezcla interesante de dos culturas diferentes que consiguieron conciliarse y convivir en beneficio de una producción cultural que daba destaque a la capacidad humana de los actores directores (los guaraníes y los misioneros jesuitas). No se puede amar lo que no se conoce. No se puede conocer lo que no se ama. Se considera que la investigación se realiza desde esta instancia donde el receptor se sumerge en el mundo de los escritos de historia, las ideas, los sonidos, las imágenes y los espacios que se disponen para revivirlo todo en este eterno presente de la realidad que nos trasciende. Las misiones jesuíticas guaraníes (o reducciones jesuíticas), fueron un conjunto de 30 pueblos fundados entre s. XVII y XVIII, por la compañía de Jesús (orden religiosa católica) en torno a los ríos que conforman la cuenca del Río de la Plata: el río Paraná y el río Paraguay. La misión de Trinidad fue fundada en 1706. Según los autores es la reducción con mayor riqueza urbanística y arquitectónica, así como de mayor extensión. Obra del arquitecto Juan Bautista Prímoli. Se visualiza la plaza mayor, el templo, el cementerio, la huerta, un patio y otros edificios. La vivienda de los indígenas a los laterales de la plaza. También hay una torre construida con base cuadrada como campanario o quizás como torre atalaya. La iglesia mayor fue construida en torno al 1745. Posee varios elementos distinguibles como la pila bautismal, trabajado púlpito en piedra, pórtico de la sacristía, estatuas, varios grabados, frisos con ángeles ejecutando instrumentos musicales, así como otros elementos arquitectónicos. Existe una amplia bibliografía que rescatan estos elementos, dándole sustento histórico y teórico, abordando sobre sus procesos de fundaciones, su proceso de construcción, los hechos de desplome y sus posibles causas, de acuerdo con las cartas anuas que se disponen con las fechas precisas, así como también a partir de los análisis técnicos constructivos que se pueden realizar y corroborar in situ.   Se considera que para una valoración justa de este hecho arquitectónico se hace necesario un acercamiento al contexto en que se gestó y a conceptos llaves que sugieran un camino de percepción, valoración y apropiación. Se hace necesario aceptar la motivación de los actores de ese evento, la fe. Y si se quiere, escudriñarlo en su contenido y esencia, para ver e incluso intuir las expresiones de este credo. Las razones profundas, las causas de este fenómeno, las reducciones, deberán ser vistas desde esa perspectiva, sin temor a lo que la búsqueda nos proponga; tal como lo expresa Sustertic en su libro Templos Jesuíticos- Guaraníes: “Surge la tentación de ignorar las razones morales y religiosas que invocan constantemente sus protagonistas y poner todo el peso en las causas económicas, políticas y sociales de cada acontecimiento. La historia sería entonces, según lo previno Huizinga, no la investigación de aquella realidad sino la búsqueda y proyección de las tendencias e ideas de cada época sobre su propio pasado.”

 

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Publicado

2017-11-01

Número

Sección

Investigación