Vamos a comer a lo de Beto que nos hizo guacamole…

Autores/as

  • Soledad Pita Romero Universidad Nacional de Buenos Aires

DOI:

https://doi.org/10.30972/nea.717963

Palabras clave:

Identidad, Representación, Otredad, Intertextualidad

Resumen

Las performances en vivo, los videoclips, la estética de la obra del músico Kevin Johansen (K. J.) dan cuenta de un posicionamiento de la mirada en clave de mixturas. Sus canciones pueden analizarse en términos de “prácticas (sociales) discursivas” (Díaz, 2009), de “procesos” (González, 2020), y de escenas en constante “performatividad” (Frith, 2014) que dan cuenta de tramas de identificaciones culturales, musicales, corporales, gestuales, modales, vocales, tímbricas, sónicas, de prácticas y rituales sociales. Esas tramas de identificaciones construyen un modo de representarnos como región y como nación. En este sentido, las canciones de K. J. suponen más que un objeto acabado, clausurado y autónomo, un “proceso” (González, 2020), una escena musical en permanente armado y configuración (Frith, 2014).

La música de K. J. hace patente la identidad en términos de mosaicos, hibridaciones, mixturas, yuxtaposiciones, rupturas y continuidades y nos abren la posibilidad de leer su obra en términos de textos/gestos estéticos con un posicionamiento ético y político ante la otredad. Las canciones de K. J. nos ponen de frente y a la escucha de las músicas de esos otros a quienes los géneros canónicos, de la mano con el statu quo y en el afán de subsumirlos en un mismo-único registro enunciativo, muchas veces ha silenciado, exotizado, los ha traducido en representaciones y narrativas que les resultan ajenas. Pero esos otros están allí, haciendo sus músicas y nos constituyen en nuestra identidad. Kevin Johansen los hace aparecer desde la espesura de sus tramas sonoras. Los celebra y los ensambla en mosaicos que nos construyen como nación y como región desde un registro enunciativo expandido, receptivo, respetuoso de las otredades.

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Publicado

2024-12-28